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Thursday 25 Apr 2024 | Actualizado a 14:08 PM

Autonomía universitaria: cien años después

En gran parte del sistema universitario existe una dictadura docente que se apoya en contubernio estudiantil.

/ 20 de junio de 2018 / 03:55

América Latina celebró el 15 de junio 100 años de la autonomía universitaria, y el 21 celebrará los 100 años del Manifiesto Liminar, más conocido como Manifiesto de Córdoba. Este documento fue la base para fundar la autonomía universitaria moderna, así como el gobierno paritario docente estudiantil, la producción de conocimiento como tarea esencial, la formación de profesionales libres de modelos ideológicos conservadores y, fundamentalmente, la concepción de la universidad como un templo del conocimiento, en su investigación y su realización.

Hoy en día, este manifiesto es muy poco conocido entre las autoridades universitarias, los docentes y estudiantes. Esto porque su contenido refleja el espíritu de una universidad revolucionaria y creadora de conocimiento. Por ejemplo, entre otros principios, señala que “las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y, lo que es peor aún, el lugar donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara”.

El párrafo anterior parece un diagnóstico realizado hace 100 años para anunciarnos lo que está sucediendo hoy en día en Bolivia. La autonomía y el cogobierno son los ejes centrales de la existencia institucional y del desarrollo gerencial del sistema universitario del país. Tienen autonomía económica para administrar el dinero que el Estado le asigna y autonomía política para el libre flujo de las ideas políticas.

Sin embargo, este esquema básico, cuyo cimiento contiene ideales revolucionarios, ha sido manipulado groseramente, desvirtuado en sus fines y objetivos. Atrás ha quedado la universidad popular, científica y antiimperialista de los años 70 y 80. Hoy el sistema universitario vive anclado en un modelo de sobrevivencia donde la producción de conocimiento científico ya no es el núcleo paradigmático de su existencia, sino el pretexto de su supervivencia institucional, en beneficio de los docentes, del personal administrativo y, en un mínimo porcentaje, de los estudiantes.

La autonomía, el cogobierno y la libertad de cátedra (tres pilares que constituyen la trípode resultante de la revolución de Córdoba para acabar con el oscurantismo) cien años después constituyen hoy más bien la triada perversa para la crisis general del sistema universitario. Bolivia, a no dudarlo, es el único país del continente que tiene cogobierno paritario, ya ni Córdoba tiene el molde original. Tiene un modelo de autonomía amplísimo inédito en la región y la libertad de cátedra, que depende de quién está en la poltrona y cómo te llevas con los docentes y la bancada estudiantil en los consejos de carrera.
Pero así y todo, la universidad boliviana ha logrado cumplir su encargo social principal, dar educación a los que más lo necesitan, ampliar el mundo profesional y, con ello, ayudar directamente al crecimiento de la clase media. De hecho, desde el 2006 hasta el 2017, la población universitaria ha crecido en promedio un 4,5%, frente al 1% del periodo neoliberal. Es decir que  se tiene un aproximado de 500.000 estudiantes en aula.

¿Y la UPEA? Tiene muchos problemas, pero todos parten del modelo de elección de autoridades, pues la fórmula “un voto estudiantil, un voto docente” en vez de ayudar, ha invertido los datos de poder real de la autonomía y el cogobierno, afectando directamente a la libertad de cátedra. Se puede decir que en gran parte del sistema universitario estatal existe una dictadura docente que se apoya en contubernio estudiantil, pero en la UPEA hay una dictadura estudiantil con el contubernio docente.

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Vendieron la patria, la Justicia y todo…

La reforma judicial neoliberal es la historia de un fracaso preparado; era un negocio.

/ 29 de noviembre de 2017 / 04:12

Hace rato insisto en que junto a la capitalización neoliberal hubo otro negocio redondo en Bolivia: la reforma judicial. No se podía dar seguridad jurídica a las transnacionales sin leyes y sistema judicial que lo hagan, de ese modo, la banca internacional “obliga” a Bolivia y sus gobiernos adoptar un proceso de modernización judicial de raíces profundamente injerencistas y por fuera de todo canon de soberanía.

Todo comenzó con el DS 24004 del 12 de mayo de 1995, donde se firma un contrato de préstamo con el BID por $us 70 millones para el programa de ajuste estructural para la capitalización; siendo uno de sus componentes el Programa de Reforma Judicial en toda el área de modernización normativa e institucional. El segundo paso fue la firma del Convenio de Crédito con el Banco Mundial Nº IDA-27.50, PPPFI-P8.251, destinado a financiar la ejecución de Programa de Reforma Judicial de la República de Bolivia por un monto equivalente a $us 11 millones. El programa se extendió entre julio de 1995 y diciembre del 2000.

Así comenzó la venta de la patria en clave de sistema judicial, y en ello la embajada americana era la supervisora para verificar su “eficaz cumplimiento”. Esto que ocurrió es la cruda realidad, pero los opositores lo ocultan hoy. A ellos hay que decirles que tuvieron en sus manos la reforma judicial más importante y más costosa de toda la historia económica de Bolivia. Tuvieron en sus manos obscenas cantidades económicas de la cooperación internacional y el fracaso fue rotundo.

Fue un negocio redondo donde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); el Banco Mundial (BM); el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); el Fondo Monetario Internacional (FMI); y las agencias de cooperación internacional para el desarrollo como la estadounidense Usaid, la alemana GTZ o la española AECID hicieron su negociado, vendiéndonos cuentas de vidrios, ofertándonos un futuro judicial perfecto o lo más próximo a él y se “lotearon” la reforma.

En efecto, cada agencia tenía su cuota parte del sistema, la GTZ (hoy GIZ) en el Tribunal Constitucional y en la Corte Suprema; Usaid en la Justicia penal y la gobernanza democrática en organizaciones no gubernamentales, AECID, en el Ministerio Público… Fue sin duda un tiempo intenso, donde la misma Justicia comunitaria tuvo su propia partida de gastos de estas agencias internacionales, y Usaid era la que mandaba en este tema, hasta que llegó lo de Ayo Ayo.

Una estimación moderada realizada por Peter de Shazo y Juan Enrique Vargas (2006) nos señala que entre 1996 y 2006 el BM, BID, PNUD y Usaid desembolsaron $us 1.000 millones en concepto de ayuda financiera para la reforma judicial neoliberal en América Latina. ¿Cuánto le costó a Bolivia la reforma judicial neoliberal? Es algo que deberían responder todos aquellos que gobernaron entre 1995-2005. Pero no, ellos olvidaron ese “pequeño detalle” de su gobierno, tal como lo atestigua la proclama de exgobernantes neoliberales publicada días atrás.

La reforma judicial neoliberal es la historia de un fracaso preparado. Era un negocio, y como tal, no debía matar los problemas de la gallina que proveía los huevos de oro. La historia de la reforma judicial neoliberal es la historia inmunda del cuoteo, es la historia de unos señores que vendieron la patria, la Justicia y todo. Felizmente la memoria, esa que no perdona, siempre vuelve fecunda a abonar la esperanza y fructificar la verdad.

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Violencia, maldita violencia…

Poco o nada nos hemos detenido en ver los lugares donde la violencia se naturaliza.

/ 30 de junio de 2017 / 04:00

Cómo se puede explicar el feminicidio en un país donde las leyes contra la violencia hacia la mujer tienen los estándares más altos de Latinoamérica? ¿No es acaso una contradicción que pone en evidencia la debilidad de la ley en relación a las muertes anunciadas? ¿El Estado Plurinacional no puede resolver este problema?, ¿es incapaz de hacerlo?

La ley parece ser nuestra panacea circular, de ahí partimos y ahí mismo llegamos, en una suerte de trayecto sin final. Por los datos vistos, no pasa nada, las muertes siguen en ascenso. La violencia con muerte crece y crece…

¿Ha llegado el tiempo de dar dos pasos atrás y uno adelante? ¿Dar dos pasos atrás para ver lo recorrido y experimentado, y uno adelante para cambiar de ubicación táctica y diseñar una nueva ofensiva estratégica?

Hasta ahora, la ley parecía la solución, y se hizo la ley. Al lado de la ley se veía en la Policía y en una novísima Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) el lugar donde la norma jurídica usaría todo su poder para reprimir la violencia. Nos hicimos ilusiones. Sin embargo, jueces y fiscales nos dejan cada día con el sabor amargo de la injusticia.  

Poco o nada nos hemos detenido en ver los lugares donde la violencia se naturaliza, adquiere rango de normalidad, y lo hace con la complicidad de los padres y madres de familia, de maestros y maestras. Y esos lugares donde la violencia se naturaliza están a dos pasos de nuestras casas. Esos lugares son los cibercafés.

Una vez adentro, hay un mundo lleno de lenguaje verbal violento, de agresiones y groserías por doquier, desde el “mierda!”, hasta el “hijo de p…”; desde el “te voy a romper”, hasta el “te voy a matar…”. La violencia verbal convertida en lenguaje natural en los jueguitos de guerra nos muestra que ser genocida virtual es de “machos”. De ahí a la violencia física contra la mujer es un paso demasiado pequeño, está caminando entre cuadernos, celulares, libros y lapiceros, los celus y la tele donde ser mujer es cuestión de rating, bastante normal en los reality shows y que se multiplican por mil con las paginas triple XXX.

De las redes sociales ni qué decir. Ese lugar no se toma en cuenta para los datos, pero es ahí donde la violencia escrituraria o verbal se torna en ejercicio cotidiano de quienes pretenden mostrar su hombría a costa de la dignidad ajena.

La cosificación de la mujer, la violencia naturalizada, el patriarcado subterráneo y aquel que está a flor de piel, la imposibilidad de controlar páginas para adultos, el baile estereotipado por modelos hegemónicos no coincidentes con la realidad, el bombardeo de telenovelas y las redes sociales son el lugar donde la mujer es todo… menos mujer. Estas son solo las aristas de un problema mucho mayor, la lógica del capital y su renta expansiva a costa de la mujer y de su vida.

¿Que los padres tenemos una enorme responsabilidad en el futuro de nuestros hijos? Claro que sí. Tenemos la obligación de velar por nuestras hijas, cuidarlas y enseñarles a cuidarse de la violencia. Los padres tenemos la obligación de exigir que los cibercafés pongan letreros que prohíban el lenguaje violento.

¿Que las redes sociales deben regularse? Sí, no es tolerable que a título de libertad de expresión las redes diseminen el odio como única forma de la masculinidad. No podemos dejar que nos descerebren en beneficio del capitalismo; el patriarcado genocida debe ser enfrentado en todo lugar. No queremos que el feminicidio sea el lugar preferido de las muertes anunciadas.

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El feminicidio y la venganza

¿Cadena perpetua? ¿Pena capital? ¿Quién ganará, la vida o la  muerte, la Constitución o la venganza?

/ 22 de agosto de 2014 / 04:00

En ocasión de trabajar la reforma integral del Código Penal para Bolivia, Eugenio Raúl Zaffaroni reflexionaba señalando que el derecho y la legislación penal estaban atravesadas por los políticos, quienes necesitan cinco minutos de televisión para hacerse campaña y que esos cinco minutos provienen, generalmente, de la muerte, la violencia, las violaciones, los accidentes de tránsito y la sangre. Nos decía también que la esencia mediática del político no debía extrañarnos, sino alertarnos, tanto como juristas, operadores políticos o hacedores de leyes. Además nos advertía que nunca debemos dejarnos llevar por lo coyuntural de los hechos dramáticos, pues éstos aparecen y desaparecen en la tele, tienen un tiempo muy corto de finitud.

Esos hechos terribles que nos muestran la crueldad humana no sirven para hacer política criminal, y por lo tanto, tampoco legislación penal, sino solo para aparecer mediáticamente, y tal como aparecen, desaparecen. Esos hechos dramáticos solo sirven para desempolvar la caja de venganzas justicieras que viven en nuestro subconsciente colectivo.

La venganza no es un camino fructífero, lo demuestra la historia del propio derecho penal; lo demuestra la falsa idea de que la cárcel es la solución, como tan falsa es la idea de que la pena de muerte,  los trabajos forzados o la cadena perpetua contrarrestan el crimen. Libros enteros, investigaciones de campo, casos concretos nos han demostrado la inutilidad del castigo en sus formas liberales nacidas allá por los tiempos de Beccaria en el primer cuarto del siglo XIX.

El siglo XX ha tenido dos guerras mundiales, desarrollo de la ciencia, la tecnología y la comunicación, y desde ese tiempo la pena de muerte ya no es recomendada por las Naciones Unidas. De hecho, se propugna su desaparición universal, por ser parte de los viejos espectáculos de brujas quemadas, de ahorcamientos públicos, de manos destrozadas, orejas y lenguas extirpadas, de fusilamientos por sorteo tal como lo establecía nuestro viejo “Código Criminal Santa Cruz”.

La cadena perpetua, inventada en los tiempos feudales, es un recuerdo triste de vidas enteras de enclaustramiento carcelario. Hoy sobrevive al lado de la pena de muerte como ejemplo de algo que no debe hacerse. Los trabajos forzados, inventados también en tiempos feudales, se acomodaron a las necesidades del capital, siendo utilizados prolíficamente durante el siglo XIX. En plena expansión del capitalismo industrial, Francia e Inglaterra eran las abanderadas en su aplicación: obreros gratuitos para las grandes industrias y esclavismo capitalista en los tiempos donde se diseñaba la sociedad disciplinaria que Foucault describirá con maestría en pleno siglo XX.

Que la muerte debe acongojarnos, no hay duda. Que la muerte por mano asesina exige justicia, todos estamos de acuerdo. Que hay una enorme debilidad del sistema judicial, nadie dice lo contrario. En el caso Calvo, el asesino ya tiene sentencia: 30 años. Qué caso tiene ahora discutir nuevas penas, cuando hace poco hemos promulgado la Ley Integral contra la Violencia hacia la Mujer. Qué caso tiene generar debates contaminados por la venganza, cuando la familia necesita, tal como lo hizo el Vicepresidente, un sentimiento de solidaridad y paz.

Lo planteado por el Vicepresidente es lo que debemos recuperar como sensatez y madurez política. Abramos el debate, pero por fuera de la venganza, con la Constitución en la mano y después de las elecciones. La muerte de una muchacha y el dolor de una familia no deben ser materia electoral, no pueden ser materia electoral.

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Despatriarcalización: elecciones 2014

Hoy, tiempo de elecciones, las mujeres tienen espacios envidiables para el mundo masculino

/ 26 de julio de 2014 / 05:41

Sin duda, la anterior semana fue sublime. Las mujeres consolidan —y de modo ejemplar para la región latinoamericana— una presencia importante en la composición de las listas partidarias rumbo a las elecciones generales 2014. ¿El dato? 50%/50%, mita y mita. Esto es una señal de cómo la revolución genera logros que eran inimaginables hace apenas nueve años. Y esta equidad, mita y mita, también presente, felizmente, en los órganos Judicial y Electoral.

No es casualidad. La primera preocupación de un gobierno revolucionario es avanzar, raudamente, y generar condiciones de igualdad para el ser humano en todas sus dimensiones. Y ha sido Evo Morales —en uno de sus tantos dis/cursos de formación política— quien nos dijo: “Yo tengo el sueño de que el Legislativo sea mitad mujeres y mitad hombres, espero que los actuales diputados senadores nos ayuden”, corría el año 2010… Y lo logró, pero no solo él, lo lograron mujeres de acero, mujeres de fuego (Silvio Rodríguez dixit), aquellas que proviniendo de las luchas callejeras, las huelgas, los bloqueos y las marchas interminables hicieron leyes que no están en los manuales de derechos humanos, superando vertiginosamente las leyes de cuotas y sus manipulaciones patriarcales envasadas en discursos feministas, de una y otra laya.

Hoy, tiempo de elecciones, las mujeres tienen espacios envidiables para el mundo masculino. De hecho el mundo masculino tiene razones para preocuparse en tanto detentadores históricos del poder. Tenemos que preocuparnos, porque algún día tendremos que dedicarnos al ocio creativo o el desempleo político. Tenemos que preocuparnos porque la herencia patriarcal de la vieja Constitución boliviana de 1825 (copia de la Constitución Francesa de 1789) es hoy un recuerdo poco estudiado en sus profundidades políticas y económicas. De hecho Olympe de Gouges es tan desconocida como Rosa Luxemburgo o Adela Zamudio, sin ir muy lejos…

Hoy, año decimocuarto del siglo XXI, tenemos motivos para festejar. Corrijo, el país femenino tiene motivos para festejar; el país masculino, a poner las barbas en remojo, a vivir nuestro propio otoño del patriarca, a vivir la despatriarcalización de la política, que no es poco.

Sin embargo, este mismo paso de gigante exige de iniciativas enormes en la creación y producción legislativa que se viene por delante. Al fin y al cabo, la despatriarcalización —parafraseando a Marcela Lagarde y su feminismo— no es un mundo de justicias vengadoras, donde las mujeres voltean la tortilla, sino el lugar donde la complementariedad (el hecho que ha permitido la existencia de la especie humana) pone a prueba nuestra capacidad creativa y de construir dignidad para la especie humana, no solo para mujeres, ni solo para los hombres; ni solo para todos aquellos que son diferentes pero iguales…

Los estándares internacionales pueden superarse; conviene aprender de las viejas herencias, de los barros con los cuales fuimos hechos, las que menos se estudian y las que menos se miran… En el camino hasta pusieron en entredicho el chacha warmi, perdiendo la brújula antes siquiera de emprender la marcha. La perdieron por antropologías teledirigidas desde los feminismos euro-anglo-céntricos.

Hoy, julio de 2014, la historia política tiene una huella labrada con manos y cerebros indígena-populares, la Ley del Régimen Electoral fue hecha con barros propios y ajenos, pero cargados de dignidad. Su última reglamentación prueba que: “cuando se quiere, se puede”, no hay chanchullo machista que valga.

Llegará el día en que no cuente el mita-mita, sino lo que el pueblo quiera, pero para comenzar nuestra cultura política en proceso de despatriarcalización lo hecho hecho está. Eso es lo que cuenta.

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G77+China: horizontes emancipatorios en Bolivia

Requerimos un  nuevo orden económico mundial que se sustente en la dignidad de los pueblos

/ 14 de junio de 2014 / 08:10

Quienes piensan que la pobreza es un destino fatal para los países que estamos al lado sur del planeta Tierra tienen en Bolivia un ejemplo extraordinario de que esa idea es parte del arsenal ideológico que usan los nortes para evitar un nuevo orden económico mundial.
Bolivia es hoy un ejemplo de crecimiento económico basado en la recuperación de los recursos naturales. Con razón, Eduardo Galeano señalaba que “los países que son dueños de sus recursos naturales son países ricos, y lamentablemente son pocos”. Bolivia está entre los pocos, la pobreza no es un destino fatal. Y es que tanto el desarrollo desigual y combinado como la distribución desigual de la riqueza que se produce socialmente constituyen los dos vectores que explican la pobreza de unos y la riqueza de otros.

La economía mundial se mueve al ritmo de la reproducción ampliada del capital, un capitalismo que a estas alturas ha demostrado ser (como dicen los economistas alemanes) un killer kapitalismus (capitalismo asesino), un asesino en serie, un genocida loco. Por el otro lado, por el lado de las economías locales, la distribución de la riqueza que se produce socialmente se realiza de modo desigual e injusto, de tal modo que las mujeres, los niños, los adultos mayores y los pueblos indígenas (tal como lo reconocen sendos estudios de las Naciones Unidas) son los que pagan los platos rotos, los que tienen que financiar la riqueza ajena que disfrutan los del norte (aunque a estas alturas Europa está pagando el costo de su propia gula y EEUU ha perdido el control de su economía).

La pobreza no es un destino fatal, ni la riqueza el resultado exclusivo del ahorro y el trabajo, como nos dicen los manuales de economía para ingenuos, sino un orden económico injusto, asesino y genocida. Este orden económico, que regula a la vez que favorece las tasas de ganancia de las grandes transnacionales y las potencias económicas del mundo, no mira a los pobres. En realidad, para las cifras de sus estudiosos y economistas, los pobres son una cifra más entre muchas, cifras descartables para colmo. Este orden económico ya le ha mucho daño al planeta Tierra, que está pronto a convertirse en planeta basurero. No se puede continuar así, no es aceptable que un revolucionario o una revolucionaria admitan el paso de los días sin combatir tenazmente este orden injusto y desigual.

La Cumbre del G77 + China, que se está llevando a cabo en Santa Cruz de la Sierra, se constituye en un espacio político fuerte para los horizontes emancipatorios que provienen de los sures. Ciento treinta y tres países, que constituyen dos tercios del planeta (con sus diferencias), apuestan por la dignidad de la humanidad entera, tal como en sus orígenes aconteció allá por 1964, incluida la presencia del Che Guevara.

El G77 constituye un espacio emancipatorio e insurgente no solo por los países que lo componen, sino además por el locus ideológico en su interior. Por ello, no es un lugar más entre los tantos que tienen las Naciones Unidas (la OEA o la UE), sino uno que por la cantidad de miembros puede direccionar las políticas generales de la ONU, y con ello construir un nuevo escenario de combate contra el capitalismo.

No se puede hacer cambios sustanciales sin construir los escenarios territoriales. Hoy se está construyendo ese espacio intergubernamental, y es uno que llevará las tesis de Bolivia para el mundo. La pobreza no es un destino fatal, requerimos un nuevo orden económico mundial que se sustente en la dignidad de los pueblos y las personas, la igualdad del género humano, la paz como política global y la convivencia en armonía con la Madre Tierra.

El capitalismo no es el camino, nunca fue el camino. El capitalismo es el principal problema que el G77+China puede perforar a la vez que ensanchar la fisura abierta hace 50 años, una fisura que apuesta por el género humano y no por el dios dinero.

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