El escándalo suscitado por la detención de tres miembros de la banda española Mägo de Oz y la suspensión de dos de sus presentaciones en el país, una en La Paz y otra en Potosí, ha puesto nuevamente en evidencia el desconcierto que impera en el rubro del espectáculo por estos lados, negocio que al parecer se maneja con base en la improvisación y las buenas (o malas) intenciones; así como las interminables irregularidades y deficiencias del sistema de justicia nacional.
Según las notas de prensa y los comunicados de la agrupación española, la presentación programada para el 8 de junio en La Paz se habría cancelado porque la productora que los trajo al país, FM Rock, no cumplió con las exigencias técnicas comprometidas. Mientras que el concierto en Potosí se habría suspendido porque el vocalista contrajo una bronquitis que le habría impedido actuar.
Ante estas cancelaciones, el gerente de la productora FM Rock habría recurrido a la Justicia, logrando la aprehensión de tres de los integrantes de la banda, entre ellas al manager, como una forma de presión en procura de garantizar los conciertos comprometidos. Esta estrategia habría funcionado parcialmente, ya que el grupo metalero finalmente aceptó realizar una presentación en La Paz, el domingo 10 de junio; pero no así en Potosí.
Además de asegurar el reembolso de las entradas a todas las personas que se vieron afectadas por la suspensión de los conciertos, es de esperar que se aclaren y resuelvan cuanto antes los acontecimientos mencionados, más aún tomando en cuenta el daño generado a la imagen del país.