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El cardenal Ticona

Toribio Ticona se convertirá en el segundo Cardenal nacido en Bolivia y el primer indígena en ser honrado con dicho grado por la Iglesia Católica. Nacido en Potosí, trabajó como lustrabotas, canillita y minero. Por sus convicciones democráticas, fue detenido por las dictaduras militares. Las trayectorias humana y religiosa caracterizadas por la vocación de servicio de este pastor fueron tomadas en cuenta por el papa Francisco, quien valoró la piedad y la prudencia del designado.

Bastó que el futuro Cardenal opine que en Bolivia se ha avanzado en la lucha contra la pobreza durante el actual Gobierno y que no se haya sumado a la crítica ovejuna contra el nuevo edificio gubernamental para que la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) anuncie que Ticona no es la voz oficial de la Iglesia Católica. La cúpula eclesiástica, que es parte activa de la oposición, no tolera criterios diferentes a los que ella ha asumido. Lo paradójico es que la jerarquía católica dice luchar por la democracia, y frente a posiciones distintas se comporta de forma intolerante, al extremo de pretender acallar al nuevo Cardenal.

Los medios de prensa opositores ya armaron su estrategia de acoso mediático contra el sacerdote Ticona, y pretenden hacer ver que la sincera alegría que ha demostrado el Gobierno por la designación de un cardenal boliviano “es parte de un plan para dividir a la Iglesia Católica”. Con su estilo chapucero, algunos periódicos opositores han fabricado notas de prensa en la que se entrevista a legisladores masistas, por una parte, y por otra, a supuestos analistas, que son exfuncionarios de gobiernos pasados o profesionales funcionales a partidos de oposición. En dichas notas se cuestiona que el nuevo Cardenal no se sume a las críticas del nuevo edificio del Gobierno y no se pronuncie sobre el “respeto” del referéndum del 21 de febrero de 2016, como si fuera obligación de un sacerdote tomar posiciones partidarias o sumarse a la acción política de los obispos.

La prensa opositora, a través de sus analistas títeres, pretende crear la idea de que el padre Ticona es funcional al Gobierno. Esta corriente de opinión generada desde la derecha no tiene otro objetivo que deslegitimar las convicciones y posiciones de un hombre ejemplar, que trabaja en medio de los pobres, que nunca puso su sotana al servicio de las dictaduras, pues mientras él era encarcelado por los militares, los obispos celebraban el Tedeum con los dictadores sentados en la primera fila de las catedrales. Hoy a nombre de la “lucha por la democracia” le pretenden privar al nuevo Cardenal el derecho a opinar diferente a lo que piensan los lobos disfrazados de ovejas.