Odio a los inmigrantes
El temor hacia los ‘otros’ se ha cebado de la profunda crisis migratoria que vive el planeta
Desafortunadamente, diversos fenómenos sociales han confluido en el mundo dando lugar al resurgimiento de movimientos xenófobos que apuntan sus dardos de odio e intolerancia contra los inmigrantes, convertidos hoy en día en los chivos expiatorios de los males que aquejan a sus naciones; tal y como ha ocurrido en el pasado con nefastas consecuencias.
En Europa, el temor hacia los “otros” se ha cebado de la profunda crisis migratoria que vive el planeta, comparable únicamente a la que se experimentó a finales de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, según estimaciones de la ACNUR, al menos 60 millones de hombres, mujeres y niños se han visto forzados a abandonar sus hogares tan solo en 2017 como consecuencia de la violencia y la amenaza a los derechos humanos en diferentes regiones del mundo.
A muchos de ellos la miseria los ha obligado a desplazarse en busca de mejores oportunidades. Es el caso de los miles de migrantes de naciones como el Congo, Sudán del Sur o la República Centroafricana. También están los que huyen de las amenazas de pandillas y del crimen organizado, como en Centroamérica. Pero la gran mayoría huye de situaciones de guerra y/o persecuciones de corte religioso como las que se viven en Siria, Yemen o Irak. Y estos desplazamientos forzosos a gran escala están siendo aprovechados por agrupaciones nacionalistas y partidos antieuropeos para alimentar el miedo y el odio hacia los inmigrantes, en países tan relevantes como Italia, Reino Unido, Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia o Austria.
Al otro lado del Atlántico, la llegada de Trump a la Casa Blanca ha potenciado los cantos de sirena populistas que enaltecen la identidad colectiva e identifican a los inmigrantes como chivos expiatorios de los problemas internos de Estados Unidos, a tiempo de alimentar el mito de que los ciudadanos comunes y silvestres son maltratados por sus élites. Esto a su vez ha dado lugar a la aplicación de medidas antimigratorias draconianas como separar a los hijos de los hombres y mujeres que se arriesgan a cruzar la frontera sur de EEUU de manera ilegal, o vetar el ingreso de ciudadanos provenientes de países de mayoría musulmana como Irán, Siria, Libia, Yemen y Somalia.
Se trata de medidas y movimientos que no solo se oponen a la naturaleza migratoria de la humanidad, acostumbrada a trasladarse de un lugar a otro cuando es necesario hacerlo, sino también contra toda lógica, pues, a diferencia de lo que piensa mucha gente, en realidad los inmigrantes traen desarrollo a las regiones donde se trasladan, y su desempeño en diferentes áreas suele ser sobresaliente. Esto porque cuando una persona abandona la seguridad, económica y moral que deviene de la familia, de la tradición o del Estado en busca de mejores oportunidades, no tiene otra opción salvo la de esforzarse para salir adelante; de allí que su desempeño suela ser sobresaliente.