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Desafíos urbanos

Según datos de la división de población de las Naciones Unidas, en 1950 el 30% de la población mundial era urbana. Hoy este porcentaje se encuentra en torno al 55% y se estima que para 2050 el 68% de la población vivirá en las ciudades. En América Latina la población urbana representa el 81%, tan solo un punto porcentual menos que América del Norte, que es la región más urbanizada del mundo. Le siguen Europa (74%), Oceanía (68%) y Asia (50%). Mientras que en África la población sigue siendo predominantemente rural (solo el 43% vive en las ciudades).

La población urbana ha crecido aceleradamente desde 1950. De 751 millones en aquel año ascendió a 4.200 millones en 2018. Frente a este fenómeno, los especialistas advierten sobre la necesidad de fortalecer los vínculos urbano-rurales, y no concebirlos desde el viejo y superado enfoque de la dicotomía urbana y rural.

Actualmente la población rural está en torno a los 3.400 millones de habitantes, y se prevé que disminuirá paulatinamente en los próximos (se estima que en 2050 solo 3.100 millones vivirán en el campo). Ante este fenómeno, cabe preguntarse ¿cómo enfrentaremos el suministro de alimentos y otros intercambios esenciales de la ruralidad trabajadora?

Ahora bien, los migrantes se decantan no por las llamadas megaciudades (con más de 10 millones de habitantes), sino por los asentamientos urbanos con menos de 500.000 habitantes. De todas maneras, se proyecta que en 2030 habrá 43 megaciudades en el mundo, la mayoría asentadas en las regiones en vías de desarrollo. Actualmente las grandes metrópolis son Tokio (con 37 millones de habitantes), Nueva Delhi (29 MM), Shanghái (26 MM), México y Sao Paulo (22 millones cada una); el Cairo, Mumbai, Beijín y Dhaka. Para entender mejor los desafíos que estas urbes enfrentan, huelga señalar que la estación de metro de Shinjuku es el nodo de transporte más grande no solo de Tokio, sino también del planeta: por él transitan cerca de 3,6 millones de personas cada día.

La magnitud y velocidad de crecimiento de la población urbana es excesiva, particularmente en las regiones en desarrollo, en las que existen restricciones de todo tipo y escasez de recursos para dar respuestas a los grandes desafíos urbanos. Existen casos como Bolivia, donde asistimos a una “urbanización sin desarrollo”. En este escenario, las posibilidades de enfrentar las oportunidades y problemas cada vez más complejos del proceso rural-urbano se reducen si los mismos urbanistas y ruralistas no asumen este problema y participan activamente en la construcción de las actuales políticas públicas para el desarrollo integral de ciudades. En este asunto, la participación ciudadana, que incluye a los actores rurales, resulta esencial para lograr una política pública urbana exitosa.