Voces

Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 17:43 PM

¿Tibio? Ni el amor ni el café…

/ 1 de julio de 2018 / 04:00

Para un amor o un café no existe (o no debería existir) lo tibio. Los amores se gozan en el fuego de la pasión y un café se disfruta en el calor que sosiega el cuerpo. Y es que lo tibio es aborrecido hasta por Dios. “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio te vomitaré de mi boca”, sentencia la Biblia en el capítulo 3 (versículos 14 y 15) del libro de Apocalipsis.

A pesar de que los proverbios populares y la palabra divina advierten sobre el error de ser tibio, muchos pecamos con ese profundo mal. La tibieza de un amor causa dolor, tristeza y la ruptura de un corazón. La tibieza de un café deja una desagradable sensación de insatisfacción. A esas dos deplorables tibiezas le sumaría: ¿Tibio? Ni un amor, ni un café, ni una opinión. La tibieza de una opinión es la que permite que las injusticias no sean criticadas y la indiferencia prevalezca.

En el tiempo en que llevo como redactor, he podido observar cómo varios colegas de La Razón y de otros medios de comunicación son solo máquinas que repiten la información que obtienen, sin cuestionar, sin responder y sin opinar. Algunos escudados por la cuestionada y debatida objetividad periodística.

Pero, ¿cuánta objetividad puedes tener ante un enfermo de cáncer que pide, que implora, atención en salud?, ¿cuánta indiferencia puedes guardar ante una niña violada o ante los constantes feminicidios?, ¿cuánta poca importancia puedes mostrar ante las miles de mujeres que mueren día a día por abortos clandestinos e ilegales?

Pienso que, separando los géneros periodísticos de información y de opinión, en el segundo es deber de cada comunicador decir de manera clara lo que piensa sobre tal o cual tema.

Muchos colegas no demuestran su inclinación o visión por temor a ser criticados o sepultados por ejemplo en las redes sociales. Los comunicadores se han convertido en gente que quiere caer bien a todos. Yo prefiero ser odiado por lo que pienso que amado por intentar caerle bien al mundo entero.

“¿Como periodista deberías ser objetivo, al final de qué lado estás?”, me dijeron más de una vez, y respondí: “Del lado de lo correcto, de lo justo, del indefenso, de lo racional y del bien común”.

Considero firmemente que un periodista que no opina es un periodista que no piensa. Es necesario que los responsables de la comunicación no sean solo máquinas que transfieren información, sino personas que propugnen debates y generen cambios, cuestionen, critiquen, respondan, razonen, actúen, escudriñen, elucubren… No necesitamos más periodistas tibios que solo reproducen consignas.

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Periodismo irresponsable

/ 18 de noviembre de 2018 / 04:00

La madre de una niña con leucemia entró el miércoles 14 de noviembre al Banco de Sangre de La Paz. Detrás de ella ingresaron su aflicción, preocupación y pobreza, puesto que su hija necesitaba una transfusión urgente de sangre. La mujer pensó en pedir “prestados” los paquetes de sangre, que luego serían pagados por la Asociación de Voluntarios Contra el Cáncer Infantil (AVCCI), que la ayudan.

La madre no imaginó que en esa oportunidad la ayuda no podía ir a nombre de la AVCCI, puesto que la directora del Banco de Sangre, María García, ordenó no entregar más paquetes a nombre de esa asociación, por los problemas que ésta tenía por una acusación de fraude de un medio de prensa, que se replicó en las redes sociales.

Esos problemas nacieron con una nota periodística de un matutino “colega”, que aseguró que el dinero que AVCCI recolecta en sus campañas “no llega a los niños con cáncer”. El responsable de esa nota, poco seria y sin las fuentes de información necesarias, no midió los efectos y daños que podía causar. La nota, compartida en las redes sociales entre el 12 y el 14 de noviembre, pronto se convirtió en un escenario de escarnio y agresión para los voluntarios de la campaña Ají de Fideo Contra el Cáncer Infantil.

Lo que nunca se enteró el periodista que lanzó la piedra es que desde hace cinco años el Banco de Sangre recibe en cada gestión aproximadamente Bs 100.000 de la AVCCI por los paquetes de sangre y otros elementos prestados. Tampoco se enteró de que este año al menos 17 casos fueron apoyados por la asociación (solo en el tema de paquetes de sangre), y que hay documentos, nombres y apellidos de esas ayudas. Tampoco se enteró de que AVCCI debe Bs 155.840 al Banco de Sangre (según un documento oficial de esa institución), y que serán pagados con las campañas que impulsa. Tampoco se enteró que una sola aféresis (procedimiento médico relacionado con la transfusión de sangre) tiene un costo de Bs 3.200 y hay niños con cáncer que precisan hasta 10 aféresis en un par de meses.

Este periodismo irresponsable solo atacó a los voluntarios y se limitó a explicar que la denuncia es de familiares y pacientes (que obviamente son de un grupo de personas no beneficiadas). Lo que sí midió ese periodismo fueron los miles de likes en sus redes sociales.

Con todo, el saldo de ese desliz fue una población que odia al que intenta ayudar; una AVCCI desprestigiada; un ciudadano que no dará más donativos, porque cree que es engañado; un grupo de niños enfermos que creen que ya no tendrán más ayuda; y una madre con una niña con leucemia que tuvo que sumar un problema más a su tragedia.

Temas Relacionados

Comparte y opina: