Nuevo Ministro de Salud y enfermos con cáncer
Uno de los programas de salud menos exitosos es precisamente el de telemedicina.
En su primer discurso, el nuevo ministro de salud, Dr. Rodolfo Rocabado, afirmó que las naciones vecinas nos envidian porque somos el único país que cuenta con un programa de telemedicina, el cual habría permitido bajar la mortalidad infantil en un 50%”. Tal imprecisión podría explicarse por la emoción de acceder al cargo de máximo responsable de la salud del pueblo boliviano; pero es más probable que en realidad lo hayan sorprendido con la designación, sin darle tiempo a informarse de la situación integral de salud, ya que su ámbito en el ministerio se circunscribía a la epidemiología.
Lo que tiene que saber el señor ministro es que uno de los programas menos exitosos es precisamente el de telemedicina. Y es que pese a haber invertido muchos millones de bolivianos para equipar los centros de telemedicina, éstos no funcionan porque sus impulsores no previeron ni los recursos humanos necesarios ni una gestión responsable ni el financiamiento para su sustentabilidad. Es de esperar que cuando el señor ministro se entere de lo que hacen en telemedicina otros países e inspeccione los centros nacionales, convoque a los medios para rectificar las desacertadas aseveraciones emitidas en su primera presentación pública.
Pero lo que más preocupa es que la nueva autoridad, siguiendo la línea de su predecesora, inicie su gestión provocando al cuerpo médico boliviano, con acciones inoportunas y desacertadas como apadrinar a una confederación de galenos que no necesitaba de su auspicio polarizador, cuando lo que en verdad necesita el país es unidad para que todos los bolivianos ejerzan su derecho a la salud con dignidad. Errores como ese, o no atender el drama de los pacientes con cáncer, o publicar spots impertinentes y ofensivos que lejos de resolver la crisis integral del sistema de salud más bien generan conflictos adicionales que solo contribuyen a revitalizar proyectos políticos personales.
Otra desafortunada acción que parece estar en los planes del señor ministro es transferir sus competencias a la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), para que en nombre del Gobierno convoque al denominado Encuentro Nacional por la Salud y la Vida entre el Ejecutivo, movimientos sociales y el Colegio Médico, sin ampliar la participación a otros sectores involucrados como las facultades de medicina, el seguro social a corto plazo, los municipios, las gobernaciones, la medicina privada y los jubilados. Si el Gobierno persiste en la ruta de las imposiciones, tendremos un encuentro de salud estropeado y un panorama de conflictos recurrentes similares al que vivimos por el intento fallido de imponer el Código Penal.
Hubiera sido deseable que el nuevo ministro debute ejecutando políticas de emergencia para mejorar la catastrófica situación de los hospitales públicos; que dé certeza de que el encuentro nacional será para concertar el nuevo sistema de salud; que abandone la práctica de enfrentarse con dirigencias gremiales y los gobiernos subnacionales no afines, mutando del estilo confrontador al conciliador. Asimismo, sería conveniente que conforme equipos de gestión de alto nivel no solo con los recomendados, y que oriente honesta y sinceramente al señor Presidente para evitar que cometa errores. Cumplidas estas condiciones, que evalúe técnicamente los programas de telesalud, el Sistema Nacional de Emergencias, la política SAFCI, el plan nacional de hospitales, los programas cubanos y otros que se desarrollan con un fraudulento exitismo, a fin de reconducirlos bajo una visión integral y sistémica de la salud; y que a continuación convoque a un encuentro nacional por la salud y la vida sin exclusiones, enfrentamientos ni imponiendo libretos predefinidos.
Finalmente, el señor ministro debería comprender que la solución de la crisis indisimulable del sistema de salud es responsabilidad de todos, y que para ello se requieren altas dosis de humildad, sinceridad, disponibilidad inclusiva y respeto a los otros. Si logra marginarse de la polarización para unir a Bolivia por la salud, el Dr. Rodolfo Rocabado no acabará igual que sus predecesores, como un fracasado más que no pudo implementar la transformación profunda que se requiere para garantizar que todos los bolivianos ejerzan su derecho a la salud con dignidad, en un sistema de salud con acceso universal y gratuito.