Crianza de perros peligrosos
La población simplemente pide que las autoridades municipales y policiales cumplan sus funciones.
El ataque de un pitbull contra un niño de nueve años en la localidad potosina de Uyuni ha puesto nuevamente en evidencia la falta de controles para evitar que perros agresivos anden sueltos sin bozales ni correas, junto con otras irregularidades respecto a la tenencia de canes de razas consideradas peligrosas, los cuales suelen ser utilizados para peleas de perros y entre pandillas.
De acuerdo con declaraciones del Director de la FELCC de Potosí, el viernes pasado la madre del menor se dirigió a un domicilio particular para lavar ropa en compañía de su hijo, quien habría sido agredido por el perro de sus empleadores, posiblemente al confundirlo con otra mascota. La actitud agresiva del animal respondería al hecho de que aparentemente era entrenado para participar en peleas de perros.
El niño tuvo que ser hospitalizado por las severas heridas que sufrió en los brazos, piernas y en el abdomen. A su vez, los dueños del pitbull, dos varones, fueron arrestados por este hecho durante ocho horas; luego fueron liberados y puestos a disposición del Ministerio Público. Mientras que el perro habría sido sacrificado para evaluar si tenía rabia o no.
No resulta casual que este incidente revele bastantes similitudes con el caso de la mujer de 37 años que falleció en marzo de 2016 luego de ser atacada por cuatro perros, tres de ellos de raza pitbull, mientras lavaba ropa en un domicilio en Cochabamba, dejando en la orfandad a dos adolescentes, de 15 y 17 años. Tanto en aquella oportunidad como ahora los vecinos y familiares de las personas afectadas salieron a las calles a exigir que se prohíba y controle la tenencia y la cría de perros de razas consideradas peligrosas como los pitbull, los bull terrier o los rottweiler.
En suma, lo que pide la población es que las autoridades municipales y policiales cumplan sus funciones y apliquen las leyes y ordenanzas de tenencia, control y protección de animales. Y es que pese a que la Ley 136 para la defensa de los animales contra actos de crueldad y maltrato, de 2015, proscribe la tenencia de canes considerados peligrosos con fines delictivos y de usufructo, la cría de perros de este tipo para peleas y enfrentamientos entre pandilleros goza de muy buena salud en el país. Esto debido principalmente a la falta de reglamentos municipales, de recursos estatales y de voluntad política para hacer cumplir la mencionada ley y las ordenanzas municipales.
Y esta indolencia da lugar no solo a la persistencia de personas que insisten en criar y pasear por las calles a canes de razas consideradas peligrosas sin correas ni bozales, sino también a la existencia de criaderos de perros de estas razas; muchos de los cuales los entrenan para peleas, utilizando incluso perros callejeros para su adiestramiento, lo que constituye un serio peligro para la población, amén de atentar contra el bienestar de éstos y otros animales. Urge, en este sentido, una pronta respuesta por parte de las autoridades competentes.