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La vida del bosque

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha difundido recientemente el informe El estado de los bosques en el mundo, advirtiendo que América Latina es una de las tres regiones donde continúa la deforestación, afectando a millones de familias que viven en el bosque.

Los bosques son fuente de alimentos, medicinas y combustible para más de 1.000 millones de personas en todo el planeta. Albergan más de tres cuartas partes de la biodiversidad terrestre mundial. Proporcionan numerosos productos y servicios que contribuyen al desarrollo socioeconómico y son particularmente importantes para cientos de millones de habitantes de las zonas rurales.

En 25 años —entre 1990 y 2015— la superficie forestal del planeta disminuyó del 31,6% al 30,6%, principalmente en países en vías de desarrollo, particularmente en África Subsahariana, América Latina y en Asia Sudoriental. Esto no solo afecta al planeta, ya que la deforestación supone la segunda fuente de emisión de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global; sino también a la vida de una población vulnerable a la pobreza: según el informe, existe una sólida relación entre las áreas de cubierta forestal extensa y las tasas de pobreza elevadas.

Los siguientes datos que dan cuenta de ello. En América Latina, 8 millones de personas subsisten con menos de 1,25 dólares al día en los bosques tropicales, sabanas y sus alrededores. A nivel global, más de 250 millones viven por debajo del umbral de pobreza extrema en áreas forestales, de los cuales el 3% se encuentra en esta región del continente.

Esta situación nos pone una alerta, en un momento en el que el mundo cuenta con cada vez más evidencias de la gran importancia que revisten los bosques para los medios de vida; y con una confirmación más exacta de que los bosques sanos y productivos son imprescindibles para la agricultura sostenible, la seguridad alimentaria y la lucha contra la pobreza. La relevancia de los bosques y los árboles para garantizar la calidad del agua, contribuir a satisfacer las necesidades energéticas del futuro y diseñar ciudades sanas y sostenibles son también factores que deben impulsarnos a actuar para detener la deforestación.

Tomando en cuenta este propósito, resulta sustancial tomar en cuenta que la formulación de marcos jurídicos en los que se reconozcan y garanticen los derechos de las comunidades locales y de los pequeños productores para acceder a espacios forestales en condiciones favorables reportará beneficios económicos, sociales y ambientales no solo para los habitantes del bosque, sino también para los países, la región y el mundo.

En Bolivia hay un marco normativo importante en este sentido, y el Plan de Desarrollo Económico y Social 2016-2020 plantea claramente que debe “avanzarse en un esquema de movilización colectiva para la forestación y reforestación con un alto protagonismo de las entidades territoriales autónomas y organizaciones sociales”.

Con un total de 85 millones de personas viviendo en los bosques tropicales, sabanas y en sus alrededores en América Latina, detener la deforestación será un factor clave para avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), por la contribución que las áreas forestales pueden realizar al logro de al menos 28 metas relativas a 10 objetivos de la Agenda 2030. Y estas solo son algunas de las muchas razones que se deben considerar con relación a la importancia de la vida del bosque.

Es representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Bolivia.