Icono del sitio La Razón

MMLPQTP

Indefectiblemente cuando sufro de saudade, me pongo a escuchar música. Y el momento ideal es el sábado por la tarde. Ya pasaron las matinales clases de Narrativa Literaria y la comida se cuece a fuego lento. Pasa un popurrí de música boliviana, desde la infaltable Cantarina, que tanto me recuerda a mamá Magda, hasta las baladas en inglés. Y cuando la tarde llega a su fin, cuando el cansancio de toda la semana se manifiesta, cuando es hora de ir a leer un poco o dormir, es el momento del Sui Géneris de mis 15 años, cuando querían enseñarme a ser “formal y cortés, cortándome el pelo una vez por mes”, y yo que tenía mis cabellos más abajo de los hombros. Y claro, necesitaba “alguien que me parche un poco y que limpie mi cabeza” sin pensar que tardaría, pero la encontraría.

Escuchado todo el repertorio repito todavía la que más me gusta: “Detrás de las paredes que ayer te han levantado, te pido que respires todavía. Apoyo mis espaldas y espero que me abrases, atravesando el muro de mis días”. Y esa canción, con la inigualable voz de Nito Mestre, fue señal y destino: así siento haber vivido, rasguñando las piedras, cansado de gritar solo para despertar.

Nuevos y viejos menesteres evitaron que siga el resto de la carrera de Charly García. Claro, escuché muchas de sus canciones, pero nunca despertaron en mí la pasión, la fuerza, la memoria de las de Sui Géneris, esas que cantaban los chicos de la Noche de los lápices en la prisión. Por supuesto, leí sobre los escándalos, sobre los excesos, sobre la locura que con tanta frecuencia comparte la cama de los genios y se vuelve su amante más fiel.

Y ahora leo que en un concierto en Córdoba al final de Inconsciente colectivo, canción compuesta para Mercedes Sosa en torno a la lucha de la Negra (militante comunista), a los desaparecidos, a la construcción de un mundo diferente, bueno, decía al final del tema: “Hoy desperté cantando esta canción/ Que ya fue escrita hace tiempo atrás/ es necesario cantar de nuevo/ una vez más”. García gritó el hit del verano: “Mauricio Macri, la puta que te parió”, y el concierto estalló en aplausos y el estribillo fue repetido hasta que las voces quedaron roncas.

Es la Argentina de los años 70, de antes, de después. La que derrotó a la dictadura, la que llevó al populismo al poder, la que repartió bonos para rebajar la pobreza, la que terminó con la deuda externa. Y Charly está ahí, abrazando a su público, atravesando el muro de los días.