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El Síndrome del Gigante Disminuido

Recientemente el Presidente de Estados Unidos declaró en un tuit y en una entrevista con la cadena de noticias CNBC que China está “manipulando” su moneda, la cual ha estado “cayendo como una roca”. De esta manera Trump ha extendido el conflicto comercial al campo de las divisas, y en concreto al tipo de cambio del yuan respecto al dólar.

Al igual como ha ocurrido con la guerra comercial y con el rol de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Trump se olvida que muy cerca de la Casa Blanca se encuentra el Fondo Monetario Internacional (FMI), entidad encargada de supervisar las políticas de tipo de cambio. De este modo, la OMC y el FMI, que eran los pilares del sistema multilateral de comercio y del sistema monetario internacional creados por Estados Unidos a su imagen y semejanza, hoy son ignorados olímpicamente, mediante la adopción de medidas unilaterales, lo cual da lugar a la predominancia de la ley de la selva por encima de las normas y reglas multilaterales.

Sin embargo, conviene ir un poco más allá del perfil psicológico de Trump para tratar de encontrar una explicación más profunda sobre los cambios de la política internacional estadounidense. Para tal efecto, recurrimos al profesor Jagdish Bhagwati, quien escribió hace años sobre el Síndrome del Gigante Disminuido a propósito de las acusaciones del gobierno de Clinton sobre supuestas prácticas comerciales desleales ejercidas por Japón y de ser una economía cerrada.

Tal percepción devino por la declinación relativa de la economía estadounidense, similar a la registrada por la economía británica a fines del siglo XIX. Reducción que, en el caso del Reino Unido, impulsó el incremento de sentimientos proteccionistas, y la consecuente presión para poner fin al libre comercio; así como las demandas por plena reciprocidad para nivelar el campo de juego, con la excusa de que los mercados externos eran cerrados, mientras que el mercado británico estaba abierto.

Bhagwati menciona la aplicación en la Administración Clinton de la Ley de Competitividad y Comercio, creada en 1988 para enfrentar la manipulación cambiaria ejercida por países que tenían superávits significativos con Estados Unidos. Según esta norma, un país que, como Japón, tenía un déficit del 15% por encima del déficit comercial total podía ser acusado de ejercer prácticas desleales. La consigna de Clinton durante su campaña fue “Poner al pueblo primero”, y curiosamente la de Trump es “América primero”.

Sin embargo, las medidas de Trump se aplicaron bajo la sección 301 del Trade Act de 1974. Bajo el marco de esta norma se designó un representante comercial (USTR, por sus siglas en inglés) que realizó una investigación en la que determinó que China está ejecutando prácticas irrazonables, injustificadas o discriminatorias para restringir el comercio proveniente de Estados Unidos. En 2017 el déficit comercial con China representó el 47% del déficit total estadounidense con el mundo, que fue de $us 807.500 millones.

La preocupación por la declinación relativa se explicaría por el hecho de que China ha desplazado a Estados Unidos del primer lugar como país exportador del mundo, con el 13% del total exportado frente al 9% estadounidense. No obstante, Estados Unidos sigue siendo el principal importador, con el 14% del total de las importaciones mundiales, frente al 10% de China. Esta situación se asocia a las exportaciones de manufacturas, donde China ocupa el primer puesto, con un 18% del total, frente al 8,7% de EEUU. En cambio, la potencia del norte ocupa el primer lugar como importador de manufacturas, con el 15% del total; mientras que China importa un 8,7%. La declinación industrial explicaría por qué entre 2004 y 2016 la productividad estadounidense se redujo en un promedio de 0,3% anual. De esta forma podemos inferir que el Síndrome del Gigante Disminuido produce un latigazo proteccionista, de manera que la declinación industrial termina dirigiendo la política comercial.