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Aniversario patrio

Bolivia se encamina a su segundo centenario con un impulso transformador como tal vez no se haya visto nunca antes, pero también víctima de las contradicciones que parecen inherentes a su historia. Más claridad de parte de los gobernantes y gobernados respecto de ese esquivo concepto llamado bien común es lo que debe buscarse hoy, al celebrar el 193 aniversario de la patria.

En efecto, es mucho lo que los gobernantes pueden destacar cuando se habla de inversión pública, infraestructura y desarrollo; pero por alguna razón la pobreza humana sigue siendo dolorosamente visible, especialmente en las ciudades principales donde las diferencias son más palpables entre quienes tienen lo suficiente, cuando no mucho, y quienes se ven reducidos a empleos precarios y de subsistencia, cuando no a la mendicidad.

Es probable, entonces, que parte de la inversión, que sin duda está transformando al país, no siempre esté bien dirigida, pues no basta con las obras vistosas de hoy, sino que debe considerarse las muchas tareas necesarias para el desarrollo humano del mañana. Sociedad civil y gobernantes deben encontrar mecanismos efectivos de diálogo, que posibiliten una visión compartida del futuro y de los caminos para llegar allí, sobre todo considerando las ambiciosas metas de la Agenda Patriótica 2025.

Bolivia es un entramado de culturas diversas, de pasiones por lo propio, que se teje cotidianamente y que desde su fundación busca su identidad. Tal vez nunca como ahora esa identidad esté más cerca de ser definida, y por eso mismo el proceso encuentra virulentas resistencias entre quienes se rehúsan a aceptar que no solo hay procesos redistributivos, sino también un renovado protagonismo de los sectores más postergados, comenzando por los pueblos indígenas; que a su vez lidian con sus contradicciones internas, con su necesidad de modernidad y desarrollo enfrentada a sus visiones tradicionales, a menudo vistas como ejemplares por las élites.

La acción política, que bien comprendida debería servir como mecanismo para la construcción de consensos mínimos, a menudo se transforma en campo de batalla donde se atacan mutuamente los portadores de visiones aparentemente irreconciliables, donde unos y otros se llenan la boca con conceptos como democracia y sus valores inherentes, pero conservan actitudes y prácticas excluyentes y autoritarias.

Mañana se cumplen 193 años de la creación de la República de Bolivia, hoy convertida en Estado Plurinacional, y así como el futuro parece promisorio en boca de los gobernantes, o desesperado en la de opositores, también vale la pena considerar lo que la sociedad debe tener en cuenta a la hora de valorar lo que se ha logrado y, sobre todo, lo que queda por hacer: buscar hasta encontrar el camino que conduce al bien común, verdadero valor democrático que se funda en iguales derechos y obligaciones, pero respetando las diferencias y la diversidad.