Como nunca, para siempre
Plurinacional Bolivia, somos 36 naciones originarias y enhiestas del oriente al occidente. País de manos dispuestas al trabajo y al progreso con impulsos de torrente, gente nueva, antiguo temple.
Patria en amor recobrada con espíritu omnisciente, al fin caminos juntos como nunca y para siempre. ¿Cómo fue nuestro reencuentro después de 500 años de estar en el mismo mapa mirándonos como extraños?
Cuando se fundó la patria, se hizo para pocos hombres. No se convocó a los indios y menos a las mujeres. De los héroes de entonces ni se mentaron sus nombres. Los guerrilleros no entraron a la primera Asamblea y se ungieron diputados los duchos en verborrea.
¿Quién nos ignoró en esa hora con despotismo oligarca? Doctores altoperuanos, vividores de dos caras, realistas resentidos… Será mejor no nombrarlos, si ya somos otros seres al sabernos bienvenidos.
Ahora nos hallamos juntos avanzando hacia la aurora. Digamos que este destino común que nos endilgamos se debe a la democracia, a su ejercicio asumido en igualitarios tramos.
Sin olvidar el pasado avancemos, bolivianos. Somos pueblo puesto a prueba de convivencia sincera. Somos 36 maneras de abordar el territorio desde su adentro y afuera.
No será fácil lograr el hermanamiento al tiro, tenemos muchos prejuicios aprendidos de la envidia y los llevamos orondos como si fueran suspiros.
Detrás de la identidad hay resquemores de antiguo, cada lengua originaria tiene su fondo y trasfondo cultural y abigarrado, y hay que respetarle el modo.
De hablarnos con la verdad se tratará la victoria. Si fuimos su geografía, seamos ahora su historia. Entonces, el castellano debe ser el puente abierto para poder entendernos. De eso se trata el futuro pluricultural y estable.
Somos gente muy diversa, pero no por eso ajena a la Bolivia viable. La patria no es una herencia de nuestros padres ni abuelos. Es préstamo de los hijos en el confín sempiterno.
Plurinacional Bolivia, atrás quedarán los siglos de la espada, el desprecio y el separatismo abyecto que solo trajo desgracia. La patria no acaba en Pando, allí comienza la patria; baja y sube serpenteando hasta la nieve y su gracia.
Con alborozo va el pueblo del altiplano hacia el llano, la diáspora migrante para poblar el silencio verdoso desde temprano. Los bolivianos de arriba bajan a tierra caliente y esa caminata marca el paso que da la vida para merecerse siempre.
Somos 36 naciones dignamente originarias y vamos a conocernos en el trabajo y las gestas del cariño y las propuestas. Las demasiadas estrellas y la poca población se concilian con el cielo. Cambas, collas y chaqueños se acercan en el desvelo.
La soledad del salar guarda el atónito litio, el gas respira en el Chaco libre de la abrupta guerra; la plata, el oro, el agua y otras rotundas riquezas velan armas bajo tierra. Existe un mando de historia con la certeza del alba.
Es cierto que la memoria es la prueba de que el cuerpo se deletrea en el alma… y es más evidente aún que esta patria despertaba por siglos al escuchar el canto coral del mar. Juro por Dios que tenía playas, ciudades y puertos en su largo litoral.
Pluriétnica Bolivia y multilingüe país de Tumpa y de Pachamama, manes del aire y la tierra para cuando se desea que haya paz, trabajo y pan. Ven hasta mí, compatriota. ¡Déjame darte un abrazo de patria y de certidumbres por el día 6 de agosto! ¡Viva Bolivia! Así sea.