Oración de este tiempo
Pachamama, madre proveedora, ahora que es agosto, tu tiempo cíclico, cada quien sabe cómo y por qué honrarte. Yo te agradezco, Pachamama, por la vida que me has dado, para vivir, pues: sintiendo pensando, haciendo, sufriendo, riendo; estándome. Yo te agradezco por los enigmas y las revelaciones que has sembrado en mi corazón para que cultive yo algo con ellos. Por la respiración y los latidos, gracias; por los ojos y la piel, por los pasos y el asombro, gracias, Pachamama.
Gracias, madre santa, por hacerme parte del mundo y del universo, porque no solo has encendido en mí la vida, sino que de vida me has rodeado: la de la montaña que acuna y los alimentos que nutren; la del cielo que llueve y el sol que anima; la del agua y la sal; la de las sombras y las vegetaciones; la del mar que suena; la de la hermandad animal que nos perdona siempre.
Gracias Pachamama por mis padres, los que me engendraron y los que me guían en los caminos que van y que vuelven. Gracias por mis hermanos y hermanas de todos los días, en todos los lugares, con quienes me llevas al sagrado oficio de dar y recibir; de buscarnos y encontrarnos, cuando somos capaces. Pachamama, gracias por la mujer que me hace par, que si no, yo no sería, simplemente. Es que solo en par somos, como lo son todas las vitalidades de la creación. Gracias por mis hijos y mis hijas con quienes me has consagrado en la reproducción de la vida, Pachamama, fuente tú de todas las reproducciones.
El trabajo y el don vienen de ti, Pachamama. Cómo no decirte en este mes: sé que lo que hago y lo que soy; es por tu bendita providencia. Gracias por el territorio donde puedo hacer y donde puedo estar: la patria, que eres tú misma, desde este terruño, hasta los confines de la geografía que sigue aun después de los océanos. Gracias.
Por eso quiero agradecerte devolviendo: te ofrendo mi compromiso con aquello que me es dado forjar con las manos y con las entrañas. Entrego lo que soy a quienes lo necesiten, para devolverte así lo que de ti he recibido. Te devuelvo el amor de los seres de luz que me sostienen porque tú los alimentas; amándolos lo hago, en reciprocidad con ellos, en reciprocidad contigo. Con las provisiones que me brindas para el cuerpo y para el alma alimento a los míos, que son tuyos.
En este mismo tiempo honro a los sagrados de la cordillera, y escucho sus voces que manan telúricas para el bien del espíritu, para los ajayus despiertos. En la tierra que tú eres, Pachamama, dejaré enterrada la ch’alla que te debo, mi tributo; para que te sirvas; bien recibirás Pachamama, por favor.
Con todas mis fuerzas te pido, Pachamama, en tu tiempo, que proveas conciencia a nuestros líderes; a aquellos que deben cuidar de tu pueblo; es decir, de ti misma; que de verdad lo hagan, no solo levantando tu nombre. Dales a beber tu savia, para que reconozcan la humildad de que estás hecha, para que obren siempre como obras tú, y entonces recién sea en tu nombre. Pero también, virgen santa tierra, resguárdalos del odio y la voracidad que acechan hoy en aquellos que tanto añoran verte proscrita nuevamente, y junto contigo, proscritos a nosotros, tus criaturas, Pachamama. Bien te he de devolver cuando tu tiempo regrese, por estos pedidos de hoy. Uyariwaycheq (escúchanos), allin hora qanapaj (para que sea en buena hora), tukuy sonqo (de todo corazón).