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Entradas y cerveza

Como bien se sabe, la devoción y el amor por la fiesta constituyen los principales motores de las diferentes entradas folklóricas que se desarrollan en el país. No existe ninguna que carezca de un patrono a quien dedicarle las manifestaciones de alegría, ni tampoco ingentes cantidades de bebidas alcohólicas para animar a espectadores y danzarines por igual. Por ello, no resulta casual que las principales auspiciadoras de estos eventos sean las compañías de cerveza.

Bien mirada, esta conjunción representa una interesante paradoja, pues no cabe duda de que los principios de los patronos difícilmente comulgan con el negocio del alcohol, que no manifiesta ningún reparo a la hora de vender su producto pese a las peleas, accidentes, robos, niños perdidos y otras consecuencias que devienen por su causa. Conscientes de esta realidad, las autoridades municipales de Quillacollo se han propuesto erradicar esta “paradoja” en el festejo de Urcupiña, prohibiendo la comercialización de bebidas alcohólicas durante el trayecto de la entrada.

Como parte de esta cruzada, este año la Alcaldía decomisó nada menos que 10 camiones cargados de cerveza. Y a pesar de ello no fueron pocos los espectadores y danzarines que terminaron en estado de ebriedad, ya que incluso algunos vecinos camuflaron la venta de bebidas con supuestos servicios de baño. De todas maneras, se trata sin duda de una encomiable iniciativa que debería ser emulada en el resto de las entradas folklóricas; tanto más necesaria por cuanto el consumo excesivo de alcohol desata algunas de las peores manifestaciones del ser humano.