Día del Desaparecido
‘La desaparición forzada se ha usado a menudo como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos’.
Ayer se recordó en todo el mundo el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, fecha decidida por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas para honrar la memoria de quienes ya no están con los suyos (quienes a su vez no saben dónde están), pero sobre todo para alertar que este crimen sigue produciéndose en todo el planeta.
Según declara la ONU en la página web dedicada a este evento, “la desaparición forzada se ha usado a menudo como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos. La sensación de inseguridad que esa práctica genera no se limita a los parientes próximos del desaparecido, sino que afecta a su comunidad y al conjunto de la sociedad”. Instituciones como la Comisión de la Verdad, establecidas en varios países del orbe, habitualmente fijan entre sus prioridades encontrar a las personas desaparecidas, o por lo menos descubrir los pormenores de tales desapariciones y ofrecer algo de alivio a sus familiares.
Añade la ONU que “las desapariciones forzadas, que en su día fueron principalmente el producto de las dictaduras militares, pueden perpetrarse hoy día en situaciones complejas de conflicto interno, especialmente como método de represión política de los oponentes”. Ha ocurrido hace poco en Argentina con un activista político, hasta que la presión de la opinión pública obligó al Gobierno a dar con el cadáver del desaparecido. Y allí, al igual que en todos los países sudamericanos que padecieron el flagelo de las dictaduras militares, los casos sin resolver suman cantidades pasmosas.
Precisamente por la dolorosa vigencia de este crimen es que el organismo multilateral señala como motivo de especial preocupación “el acoso de los defensores de los derechos humanos, los parientes de las víctimas, los testigos y los abogados que se ocupan de los casos de desaparición forzada; el uso por los Estados de la lucha contra el terrorismo como excusa para el incumplimiento de sus obligaciones; y la todavía generalizada impunidad por la práctica de la desaparición forzada”.
En tal contexto, la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional (Asofamd) ha recordado la fecha en un comunicado en el que señala que en Bolivia, Argentina, México, Chile y Perú, en Latinoamérica; así como en varios países de Asia, organizaciones similares no solo demandan a sus Estados responder por la violencia política, sino también proponen medidas de acción.
Es evidente que perder a un ser querido y, peor aún, desconocer su paradero o el de sus restos es uno de los peores dolores que pueden sufrir las personas. Por ello es tan importante el trabajo de la ya nombrada Comisión de la Verdad, cuyo esfuerzo, de ser fructífero, cambiará la vida de muchas personas que han sido dañadas física, mental y —sobre todo— emocionalmente por la violencia política de las dictaduras.