‘Like or not like’

Circo romano, millares de plebeyos dando rienda suelta al morbo observando cómo seres aún más miserables que ellos se matan sobre la arena porque no tienen más remedio, porque si no matan, mueren. Los gladiadores son reclutados en el lado más oscuro de las ciudades: son esclavos que antes fueron soldados, son delincuentes o rebeldes que se niegan a obedecer a los poderosos. Con esos hombres Espartaco conformó el ejército más poderoso de los humildes y humillados. Al final fue vencido, pero ganó la batalla de la gloria.
¿Cómo se llamaba el comandante romano que lo derrotó? No lo recordamos. Lo que importa es el nombre del griego esclavo y general que acompañará por siempre a la historia y a los desposeídos. Él supo interpretar los sueños de libertad, les dio una causa, les enseñó a pelear unidos. Dicen que su cuerpo nunca se encontró. Debe ser que estaba en cada uno de esos hombres y mujeres que quisieron tomar el cielo por asalto, para que sus hijos no sean esclavos ni tengan que pelear para la sola diversión de los poderosos y de pueblos sedientos de sangre.
Pero volvamos al circo. Cuando uno de los gladiadores caía herido, su contrincante preguntaba al soberano si lo mataba o no. Y el todopoderoso consultaba al público. Salvaba la vida el que recibía la señal del dedo pulgar levantado. Lo que hoy llamaríamos una marea de likes.
La televisión moderna y las redes sociales han devenido en nuevos circos romanos con sus leones, sus cristianos, sus gladiadores y sus todopoderosos. Hay empresas que hoy calculan minuto a minuto cuántos televidentes están viendo un determinado programa. Hablamos del rating, que también ha sufrido una gran modificación en los últimos años, pues ya no basta medir el encendido, sino también la cantidad de reproducciones que recibe la nota o el fragmento de programa en Facebook o en Instagram, etc. Y ahí, hábiles hackers descubrieron cómo usar robots para vender likes, pero no se puede hacer lo mismo con las reproducciones o con los videos compartidos.
La dictadura de los jefes de prensa ha terminado. Ellos dictaban qué era importante como noticia y qué no lo era. Hoy es el espectador el que hace click y elige qué es trascendente y qué no lo es. Les doy un ejemplo, en ATB digital tenemos la lista de las 10 noticias más vistas cada día. En los últimos 100 días no hay una sola nota elegida por el público que tenga que ver con las plataformas del 21F. El público busca a Thanatos, y las notas más vistas son de crónica roja.
Ya es un lugar común decir que la comunicación está viviendo la mayor revolución de su historia. Cambian los formatos, los espectadores son protagonistas y el circo se renueva. Bienvenidos, nuevos tiempos.