El litio y el altiplano
Estos avances podrían ser el primer paso para impulsar un proyecto ambicioso de desarrollo en el altiplano sur.
La puesta en operación de la planta de cloruro de potasio y la firma de un acuerdo que formaliza la asociación con la firma alemana ACI Systems para industrializar a gran escala el litio son señales alentadoras para el futuro de la economía boliviana. Su implementación podría ser además una oportunidad para repensar el desarrollo futuro de aquella región estratégica al sur de Bolivia.
Se sabe que un desarrollo armónico del país precisa de la articulación de emprendimientos productivos en todas las zonas geográficas. Este año ha sido particularmente interesante por el impulso del procesamiento de la caña de azúcar para la fabricación de etanol, la cual tendrá impactos significativos en Santa Cruz. Por otra parte, todo indica que el sureste boliviano seguirá siendo por muchos años más un eje crucial para las actividades hidrocarburíferas, incluso más allá de los confines del Chaco. Es de esperar que nuevos emprendimientos les proporcionen valor agregado a esos recursos energéticos.
En ese contexto, hay necesidad de pensar en actividades innovadoras que reactiven la economía de la región altiplánica, en la cual, pese a los avances sociales de la última década, siguen existiendo poblaciones sumidas en la pobreza, explotaciones rurales frágiles, alta emigración y ausencia de oportunidades de empleo para los jóvenes. A esos problemas socioeconómicos se les suma la inseguridad y la proliferación de negocios delincuenciales como el contrabando y el narcotráfico, particularmente en el extremo sur del altiplano. No está de más recordar que aquellos territorios son de gran importancia geopolítica por su cercanía con la frontera con Chile.
Por todas esas razones, la revitalización del tejido productivo y social de aquella región debería interesarnos a todos. La emergencia de la economía del litio es una oportunidad para avanzar en este objetivo.
Esta semana se inauguró la primera gran planta de industrialización del litio y se suscribió un acuerdo con una compañía alemana, con la que se invertirá conjuntamente aproximadamente $us 1.500 millones en los próximos años, para completar la cadena industrial hasta la elaboración de baterías para autos eléctricos y otros artefactos. Este avance podría permitirnos participar en un sector estratégico de la nueva economía global.
Para tal efecto, convendría que este esfuerzo sea acompañado con un proyecto ambicioso de desarrollo territorial del altiplano sur, que podría ser financiado parcialmente con los beneficios de la explotación del litio, además de atender los déficits educativos, de salud e infraestructura que imperan de la zona. No resulta descabellado pensar en un renacimiento de esos territorios, hoy despoblados, impulsado por actividades turísticas desarrolladas en torno al Salar de Uyuni y la riqueza cultural de otras localidades, plantas industriales sofisticadas de industrialización del litio y nuevas posibilidades logísticas que vinculen Oruro y Potosí con el Asia.