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Friday 29 Mar 2024 | Actualizado a 05:02 AM

Economía departamental

La meta rumbo al mediano plazo (2025) debería enmarcarse hacia el desarrollo de la economía digital.

/ 10 de octubre de 2018 / 04:01

De acuerdo con datos oficiales, Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, en ese orden, son los departamentos que más contribuyen en la generación de ingresos nacionales (por encima del 70%). Por ejemplo, aproximadamente un tercio del Producto Interno Bruto (PIB) nacional registrado el año pasado habría sido generado en Santa Cruz. Es decir que la economía cruceña es la que se encuentra más sincronizada con el ciclo económico de Bolivia. La segunda mayor economía en el país corresponde al departamento de La Paz, que en 2017 habría aportado un 25% a la producción y/o ingresos nacionales. Mientras que la contribución de Cochabamba al PIB nacional para el mismo periodo se situó en torno al 15%.

Históricamente, la variabilidad del crecimiento de Oruro, Potosí, Chuquisaca y Tarija ha sido superior al 100%. En cambio, Cochabamba es el departamento con el menor riesgo de Bolivia, ya que la volatilidad registrada en el crecimiento de esta región representa aproximadamente la mitad de la variabilidad de otras regiones.

Por otro lado, la inexistencia de cambios estructurales en la participación de los sectores económicos constituye una debilidad en la economía boliviana que debería procurar corregirse. Y es que cerca del 50% de la producción nacional depende de dos sectores: la industria manufacturera y el sector agrícola. Como consecuencia de esta dependencia, existe una lenta transición hacia las fases de desarrollo, las cuales deberían presentarse en las siguientes etapas: 1) reducción de la participación del sector agropecuario (fase inicial), 2) incremento del sector industrial o manufacturero (fase intermedia), 3) consolidación hacia el sector terciario y financiero (fase final).

La meta rumbo al mediano plazo (2025) debería enmarcarse hacia el desarrollo de la economía digital, así como de los servicios y establecimientos financieros; junto con la innovación y un desarrollo impulsado a partir del componente virtual y la toma de decisiones basadas en los (millones) datos que circulan en internet (la era del Big Data).

* Doctor en Economía, profesor de posgrado de la Universidad Católica Boliviana San Pablo.

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Desempleo juvenil en Bolivia

El aumento del salario mínimo incrementa el desempleo entre los jóvenes y en los estratos más vulnerables.

/ 31 de mayo de 2019 / 00:03

Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el segmento juvenil, entre los 16 y 28 años de edad, presenta la mayor tasa de desempleo en el país, en torno al 8,5%, en comparación con el promedio general del 4,7% para el 2018. ¿Cómo se explica este fenómeno? Una respuesta plausible se basa en los incrementos continuos del salario mínimo. Para el 2019 se determinó un aumento del 3%, llegando el salario mínimo a Bs 2.122.

De forma inicial se podría pensar que el incremento del salario mínimo favorece a los estratos de menores ingresos, porque al percibir un mayor salario, se incrementa el poder adquisitivo. Lo que a su vez les permite consumir más bienes y servicios, y en consecuencia, se mejora el nivel de bienestar social. Sin embargo, tal explicación soslaya un análisis a partir del lado de los empleadores.

Desde un perspectiva empresarial, si las habilidades y la productividad de los jóvenes no generan un valor monetario superior al salario mínimo, éstos dejarán de ser contratados, y si están trabajando, podrían ser despedidos; sin ahondar que existe una diferencia entre desempleado (cesado de un trabajo previo) y aspirante (que desea entrar al mercado laboral por primera vez). En tal sentido, cuando en un determinado sector (como el segmento juvenil) el salario mínimo está por encima del salario del mercado, se provoca desempleo.

Otro ejemplo interesante se presenta en el mercado laboral de limpieza doméstica, donde actualmente las trabajadoras realizan labores de forma esporádica y por días, toda vez que es más complicado que las familias puedan pagar en su totalidad el salario mínimo mensual, además de incluir otras prestaciones adicionales (aporte a los fondos de pensiones, vacación, aguinaldo y de más beneficios).

Otra explicación sobre el aumento del desempleo juvenil se centra en el contexto de una desaceleración económica, como consecuente de la reducción en el nivel de producción o de la demanda interna. Con lo cual, la tasa de desempleo se incrementa de igual forma.

En suma, por todo lo mencionado, se puede inferir que aumentos en los salarios mínimos incrementa el desempleo entre los jóvenes y en los estratos sociales de mayor vulnerabilidad o de menores habilidades técnicas, sin considerar posibles efectos de subvaloración en la tasa de desempleo juvenil (en realidad podría ser mayor). 

* Profesor de posgrado en Economía y Finanzas, PhD en economía.

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Vuelve el doble aguinaldo

 Considerando que los ingresos por el gas están mejorando, es muy probable que el PIB crezca más del 4,5%

/ 14 de mayo de 2018 / 03:45

Para que la economía pueda crecer este año por encima del 4,5% de forma acumulada, la tasa de variación entre el cuarto trimestre de 2017 y el primer semestre de 2018 deberá superar el crecimiento del 4,59%, con relación a su variación respecto de los últimos 12 meses. ¿Qué nos dicen estas cifras? ¿Son factibles?

El punto principal se basa en que, para estimar la tasa de crecimiento del PIB, el primer semestre de 2018 va a ser contrastado y comparado contra un perezoso primer semestre de 2017. Por otra parte, considerando que los ingresos por la exportación de gas natural han comenzado a recuperarse, es muy probable que la economía crezca por encima del 4,5% (con una probabilidad mayor al 70%).

Y al lograr un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) superior al umbral señalado (4,5%), el pago del doble aguinaldo tendría que materializarse nuevamente este 2018, lo cual seguramente generará la disconformidad del sector empresarial del país.

Ahora bien, lo interesante del caso no se centra en la habilidad numérica de la comparación (astucia matemática), sino en la creación de un buen espejismo de una situación de mejora en la economía.

Tomando en cuenta las tendencias de la economía boliviana y la perspectiva más probable antes señalada, se recomienda a los empresarios prepararse para pagar el segundo aguinaldo (por decreto supremo); más aún tomando en cuenta que es muy probable que los trabajadores asuman este beneficio, dada las tendencias de la economía boliviana; siempre y cuando no se presenten shocks negativos imprevistos.

* es doctor en Economía, profesor de posgrado de la Universidad Católica Boliviana San Pablo.

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Religiosidad y crecimiento

/ 4 de abril de 2018 / 04:07

Concluida la Semana Santa, surge la reflexión acerca del nivel de religiosidad y el crecimiento económico de los países, en especial atención a investigaciones documentadas en el tema. De forma general, los seres humanos valoran la vida en distintas maneras: unos presentan mayores inclinaciones por el bienestar y la paz interior (el equilibrio del ser humano), mientras otros se orientan hacia la materialidad y aspectos económicos; nadie está errado, todos siguen sus propios incentivos y objetivos personales.

Los seres humanos se enfrentan a disyuntivas, tomando decisiones y comparando lo que se elige y lo que se deja de hacer. Si sumamos el conjunto de decisiones individuales, se obtiene el resultado agregado de una sociedad.

A principio del siglo XX, el sociólogo y economista alemán Max Weber señaló que los países más adelantados son aquellos en los que se ha desarrollado el capitalismo en el contexto de la fe protestante. Esta hipótesis fue refutada varias décadas después con la presencia de religiones no cristianas (como el budismo o el islamismo), especialmente por los niveles de progreso y crecimiento alcanzados por ejemplo en Japón, China, India, Corea del Sur, Malasia, entre otros.

Hace varios años se estudió la relación entre el nivel de religiosidad y el crecimiento económico (Barro y McClearly, 2003), concluyéndose que el crecimiento económico proviene de forma positiva y directa en aquellas poblaciones donde se profesa la “creencia del cielo” o la “existencia del infierno”. Es decir, a mayor creencia, mayor crecimiento económico de los países. Los resultados también señalan que a mayor tiempo de dedicación a la religiosidad, existe un menor crecimiento económico. Lo anterior no significa que las personas deben dejar de asistir a la iglesia, sino que se fundamenta en el nivel de valoración de las cosas.

En suma, la fe y la religiosidad forman parte de la cultura, la cual a su vez caracteriza al factor humano (pensamiento y visión de vida) como un elemento relevante para el crecimiento de los países. La finalidad del ser humano es su bienestar (económico, no económico), donde las personas tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones, el llamado libre albedrío. La demostración comprobada señala que, en ciertos casos, profesar creencias se relaciona positivamente con el crecimiento económico; mientras que en otros ocurre de manera negativa, con la necesidad de mayor exploración e investigación sobre el tema.

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Economía informal en Bolivia

La apertura comercial y el libre comercio es un mecanismo efectivo para eliminar el contrabando

/ 5 de agosto de 2017 / 03:45

Existe una corriente de opinión que frecuentemente comenta sobre los niveles elevados de informalidad en Bolivia y sus efectos en la medición de la contabilidad nacional. En esta pequeña reflexión se pretende responder al siguiente cuestionamiento: ¿cuáles son las causas de la informalidad en el país?

En su definición básica, la economía informal puede operar desde una vertiente lícita, con bajos niveles de organización empresarial, ausencia de procesos y normas, baja calificación de habilidades y niveles de productividad (aplicable a las micro y pequeñas empresas). Por otra parte, también existe la economía informal ilícita, esencialmente en la evasión fiscal y el contrabando (vgr. grandes comerciantes, agricultores, y confeccionistas que no pagan impuestos), como también otras actividades ilegales (narcotráfico, trata de personas, crimen organizado, juegos de azar, etc.).

Las grandes causas de la informalidad en las actividades lícitas se vinculan con temas tributarios y del mercado laboral, como elevadas tasas impositivas (impuestos indirectos —IVA, IT— o impuestos directos a las utilidades), salarios mínimos que se encuentran por encima de sus niveles de mercado, o excesivos aportes patronales y de seguridad social.

Algunas mediciones han cuantificado que el tamaño de la economía boliviana informal se encuentra en un rango del 50 al 64%, con una tendencia a la reducción (Velasco, 2016). Sin embargo, el comportamiento de la actividad económica es una variable moderadora que puede incrementar la cifra de informalidad en el país, acorde con el desempeño individual de las empresas, en sus niveles de ventas como variable principal de análisis.

Es así que en un estudio aplicado a 636 firmas en 12 países en vías de desarrollo, incluyendo a Bolivia, demostró que una disminución en las ventas de las empresas es un incentivo significativo para convertir una compañía “formal” en “informal”. Por otra parte, en la medida en que un país presente mayor apertura comercial, existen menos posibilidades de tener elevados niveles de informalidad (Cueto y Gómez, 2016).

La apertura comercial y el libre comercio es un mecanismo efectivo para eliminar el contrabando. Además, contribuye a reducir la evasión tributaria y, en consecuencia, los niveles de informalidad. Brinda asimismo la posibilidad de que las empresas sean más competitivas, hábiles y formalicen sus procesos internos.

Actualmente los agentes económicos (familias y empresas) son informales porque es un mecanismo efectivo para lograr su mayor beneficio posible, enfrentándose a la disyuntiva entre convertirse en una empresa formal u operar desde la informalidad. Para tal efecto, los agentes calculan beneficios y pérdidas económicas, concluyéndose que la “formalidad” no genera réditos y que la “informalidad” es el mejor camino para obtener ganancias, a través del incumplimiento permanente de las leyes y normativas laborales, dejando a un lado el cumplimiento de obligaciones municipales o gubernamentales. En resumidas cuentas, no se puede culpar a los agentes económicos por ser “informarles” en sus actividades económicas, porque solo tratan de maximizar su bienestar y actúan conforme a un entorno desfavorable.

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Economía desacelerada

El crecimiento de la economía nacional fue menor de forma consecutiva en el periodo 2013-2015

/ 20 de abril de 2017 / 04:25

Durante el periodo 2006-2015, la economía boliviana presentó un crecimiento promedio en torno al 5% anual. Sin embargo, año tras año, la expansión fue menor de forma consecutiva entre 2013 y 2015, tendencia que probablemente se extienda hasta el periodo 2016-2020, con tasas fluctuantes entre el 3,8% y el 4,3% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB); por tanto, efectivamente sí existe desaceleración económica.

Algunas opiniones expresan que el país podría atravesar una crisis económica que implicaría: i) contracción en la producción nacional (tasas negativas); ii) aumento sustantivo en la tasa de desempleo; iii) incrementos en la tasa de inflación (superior a los dos dígitos). Si bien este contexto no es aplicable en Bolivia, sí se evidencia la citada desaceleración (crecimiento a un menor ritmo).

Por otra parte, la caída en los precios del petróleo involucró una disminución en la tasa de ahorro de la economía, que cayó en 50% en los últimos tres años: desde el 26% del PIB en 2013 hasta el 13% en 2016, con la expectativa de mantenerse en el mismo nivel hasta 2020. Las repercusiones de una caída en la ahorro interno y de mantener al mismo tiempo constante el nivel de inversiones (público o privado), involucra la presencia de déficits fiscales, incremento del endeudamiento externo, y la reducción de las reservas internacionales netas como los principales costos.

Asimismo, la dinámica de la actividad económica nacional se vincula con el desempeño de los sectores de mayor participación en la economía: por orden de importancia, la industria manufacturera, la agricultura, el sector financiero, transportes y la administración pública.

A continuación se explica el comportamiento reciente de la economía boliviana (2016) y sus perspectivas a nivel sectorial en términos de crecimiento (lo malo, lo lento, lo fuerte, lo vulnerable y lo “extraordinario”). Lo malo: el sector de hidrocarburos (números rojos). Lo lento: el sector agrícola (en torno al 2% de crecimiento). Lo estable: la industria manufacturera (superior al 5%). Lo vulnerable: los sectores de la construcción, inmobiliario y financiero, sujeto al comportamiento de la actividad económica. Lo “extraordinario”: la administración pública (superior al 8%).

Las políticas sectoriales basadas en la identificación de los sectores en crisis, con crecimiento lento y aquellos que presentan expansión estable es un diagnóstico esencial para el desarrollo productivo sectorial, con recomendación orientada hacia un crecimiento sostenible bajo un contexto de desaceleración económica nacional.

* es director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales José Ortiz Mercado; [email protected].

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