Mala praxis
Ante casos de presunta mala praxis hay colegios profesionales que prefieren defender a sus afiliados o callar.
Como ya se ha dicho antes en este mismo espacio, los casos de presunta mala praxis médica son prácticamente cotidianos en Bolivia, pero muy pocos son de conocimiento público, ora porque las víctimas prefieren no llegar a la denuncia, ora porque no reciben suficiente atención de los medios de prensa. Entretanto, los gremios médicos prefieren no hacer un “mea culpa”.
Días atrás, este diario publicó una nueva denuncia revelando que un conocido estilista paceño fue víctima de presunta mala praxis cuando se sometió a un tratamiento estético para mejorar el aspecto de la piel en su rostro, el cual le causó un daño que todavía no se sabe a ciencia cierta si es o no irreversible.
Según el testimonio de la víctima y su abogado, el médico cirujano responsable de la intervención no hizo el seguimiento apropiado y se limitó a recetarle un analgésico por vía telefónica, sin tomarse el trabajo de evaluar apropiadamente las reacciones y efectos adversos que provocó la sustancia inyectada al paciente.
Fue solo cinco días después de la intervención que el médico evaluó las lesiones ocasionadas y decidió enviar a la víctima a Buenos Aires, para que un especialista lo examine. La entonces abogada del médico informó a este diario que su cliente sufragó los gastos de pasaje, estadía y médicos en la capital argentina; y agregó que de ninguna manera este caso puede ser considerado mala praxis o negligencia.
El afectado afirmó que los médicos del vecino país descubrieron que la lesión era grave y que el daño era irreversible, porque el cartílago nasal había sido afectado. El tratamiento duró dos meses, pero el médico paceño lo abandonó al cuarto día, dejándolo solo para afrontar su desgracia y, sobre todo, las cuantiosas sumas por los servicios médicos en la nación vecina.
A su retorno al país, el afectado inició un proceso penal contra su médico, denunciándolo ante la Fiscalía por “lesiones culposas”. Esta demanda, lejos de conmover al médico acusado, sirvió para que contrate a una nueva abogada, quien como primera medida recomendó a su cliente no hacer más declaraciones a este medio, alegando que fue perjudicado por la nota de denuncia, donde consta su versión de los hechos.
A su vez, la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva aclaró que el acusado no es miembro de ese gremio, pues pese a ser médico cirujano solo tiene un “posgrado” en medicina clínica estética y no así una “especialidad” en cirugía plástica.
En el camino queda un talentoso profesional con su salud seriamente afectada (las complicaciones médicas parecen multiplicarse en su cuerpo) y la certeza de que ante estos casos hay colegios profesionales que prefieren salir en defensa de sus afiliados o mantenerse callados, antes que reconocer que los errores médicos tienen severas consecuencias en la salud de los pacientes y que urge ponerle un alto a estas malas prácticas, que dañan la confianza de la población en la medicina científica.