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Doble aguinaldo y democracia

La definición de democracia es una de las cuestiones que hace siglos genera un profundo debate. ¿Es la democracia el derecho al voto?, ¿el derecho a opinar y el derecho a hacer huelga?, ¿o es algo más que eso, como democratizar la riqueza material que produce la sociedad ante todo por el esfuerzo de quienes constituyen la base material de todas las empresas? Pregunta que a su vez da pie a otra interrogante: cuando un empleador paga un beneficio adicional a un trabajador, ¿está regalando a ese trabajador algo que no tiene justificación o merecimiento o en realidad devuelve a ese trabajador el producto de su esfuerzo?

Desde luego que los derechos al voto y a pensar libremente crean ciudadanía y vigorizan el sentido de la existencia en una sociedad. Sin embargo, qué pasa si esa sociedad se queda solo con una de las caras de la medalla, que son los derechos formales, e ignora al otro lado de la medalla: los derechos materiales, palpables, que pueden sentirse con los sentidos y, sobre todo, cuando se mete la mano en el bolsillo y se puede llevar unos panes más a la casa.

La pelea entre la concepción formal de la democracia y la concepción integral es muy antigua. Esa pugna alude a los derechos e intereses de los dos grandes sectores de la sociedad: empleadores y empleados. En este sentido, para un ciudadano de clase media alta puede ser definitorio en su vida la defensa de los resultados del 21F; pero para el obrero que no gana más de Bs 5.000 por mes, un incremento real en sus ingresos puede marcar la diferencia en las expectativas de su familia en el mediano plazo.

El hijo de un empleador (patrón) tiene asegurado su ingreso a una universidad privada, pero no ocurre lo mismo con el hijo de un trabajador que tiene muy medido y ajustado su presupuesto. Para este trabajador un salario adicional puede traducirse en la posibilidad de que su hijo ingrese a una universidad pública, porque con Bs 3.000 adicionales o más podrá asegurar los pasajes y la compra de algunos libros (fotocopias esencialmente) que su hijo necesitará a lo largo del año.

Una democracia que no llega al nivel de los derechos materiales es una democracia fofa, sin consistencia ni contenido. Quizá como una mujer o un hombre que se visten con elegancia y buen maquillaje, pero que generan una profunda decepción cuando revelan sus verdaderos valores morales y/o intelectuales. Una democracia sin contenido es una democracia que decepciona y genera malestar social e inseguridad para los de arriba y los de abajo.

* Comunicador social y abogado, director de la consultora Luces de América.