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Democracia intensa

La conmemoración, el miércoles 10, del Día de la Democracia boliviana ofreció una elocuente imagen del estado de opinión a un año de la elección presidencial de 2019. Multitudinarias manifestaciones en favor y en contra de la repostulación de Evo Morales, acompañadas las segundas de un autoritario paro con bloqueo de calles, dan la tónica del inicio de un largo año de campañas proselitistas.

Las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Sucre ofrecieron los mayores despliegues de concurrencia a las manifestaciones a favor del candidato del oficialismo, quien encabezó marchas en la sede de gobierno y en la Capital del país. La Paz y Santa Cruz también tuvieron las más grandes concentraciones de personas afines a las oposiciones, cuyo punto de acuerdo gira en torno a la demanda de respetar el resultado del referéndum de febrero de 2016.

En el lado del oficialismo se hizo mucho énfasis en la manifestación de unidad de los movimientos sociales, campesinos y sindicales, que hicieron el grueso de las concentraciones; el Presidente resaltó que el suyo es un gobierno de los movimientos sociales y que “debemos quedarnos para siempre porque estamos liberando Bolivia”.

Desde la vereda opositora, los mensajes cristalizaron en forma de un manifiesto aprobado por aclamación en el que se demanda al Presidente y al Vicepresidente que renuncien a su pretensión de ser candidatos nuevamente, pero también se incorporan ideas como “muertes ciudadanas” y “perseguidos políticos”, capaces de influir en los imaginarios que construyen quienes, en el uso de sus derechos democráticos, denuncian que no hay democracia en el país.

También hubo voces que insistieron en la idea de una profunda polarización en la sociedad. Es posible que en el ámbito de las opiniones políticas las posiciones estén más enfrentadas, después de todo, los líderes de ambos bandos refuerzan de esta manera su influencia; pero también es evidente que en muchos otros ámbitos de la vida social las diferencias políticas todavía son poco relevantes.

Queda claro que para el oficialismo será tarea casi imposible demostrar la legitimidad de una nueva postulación del Presidente ante los ojos de quienes hoy se aglutinan en torno a la defensa del voto de 2016, pero también parece inevitable que ante la consolidación de las candidaturas ya anunciadas, y otras que deberán oficializarse en las próximas semanas con vistas a las elecciones primarias, el eje del discurso cambie y este factor de unidad pierda la importancia que hoy tiene.

Ha comenzado, pues, la temporada electoral, y cabe hacer votos por que la cordura prime sobre las emociones, que unos y otros se esmerarán en provocar, a fin de evitar que en el entusiasmo de defender su idea particular de democracia las personas comiencen a olvidar los principios que le dan sentido a esta forma de gobierno, comenzando por el respeto y la tolerancia a las ideas ajenas.