Firmes en la lucha
A propósito de las últimas elecciones en Brasil y de todo el proceso que los pueblos latinoamericanos viven dentro de las democracias burguesas, es oportuno reflexionar sobre los métodos que tenemos los pueblos para elegir a las autoridades; nuestras formas de participación, decisión y consulta para organizarnos y también para soñar con la vida que queremos tener.
A mí, que nací a la vida política en medio de las luchas contra las dictaduras de los años 80, me cuesta entender que los pueblos acudan a las urnas para elegir presidentes que representan pensamientos fascistas, métodos dictatoriales y propuestas de mayor explotación de la fuerza de trabajo, con el pretexto de que hay desorden y que es el orden fascista el que garantizará mejoras económicas para los pueblos. ¿Cómo fue que el pueblo argentino eligió a su verdugo, creyendo que era un salvador? ¿Qué mecanismos internos funcionan en el pueblo trabajador, empobrecido por estos mismos riquillos explotadores, que creen que de parte de sus verdugos vendrá la liberación? Es imprescindible analizar y reflexionar.
En principio, huelga decir que fuimos formadas y formados en una escuela de izquierda que planteaba el centralismo democrático y la vanguardia iluminada como un valor del pueblo concientizado. También una izquierda donde las mujeres en realidad no cuentan y los pueblos originarios son atrasados, y lo máximo que lograrán será ser campesinos bajo la sospecha de ser pequeño burgueses por tener “la propiedad” de la tierra. Por último, la conceptualización de la Pachamama como un recurso a utilizar dominar y explotar por los hombres. Creo que aquí radican los graves errores que cometen y siguen cometiendo las izquierdas cuando están en los gobiernos por mandato de los pueblos.
Desde las reflexiones del Feminismo Comunitario, consideramos que las izquierdas debemos reflexionar en profundidad como parte de una escuela política permanente, que alimente día a día nuestras luchas y nuestros profundos deseos de cambiar. Cuando las izquierdas están en los gobiernos, caen en la tentación del pragmatismo gubernamental, se afloja la crítica y la autocrítica, y se bajan los niveles del control social y la participación en las decisiones por parte de las organizaciones sociales.
Todo lo anteriormente dicho viene desde reflexiones de una boliviana que siente a sus hermanas y hermanos que viven en el Brasil. Ese Brasil que quiere al hermano Lula libre, y que siente recorrer un estremecimiento de pensar que podría llegar al poder un hombre conservador de pensamiento fascista, que ofrece métodos violentos y machista de control hacia las mujeres, los jóvenes y las personas activistas, y manifiesta muchas más amenazas sin ninguna vergüenza en los medios de comunicación. ¡Es terrible! Macri en Argentina ha resultado una maldición para el pueblo argentino que lo apoyó, pero Bolsonaro en Brasil puede ser una peste mayor. Por ello, las luchadoras y luchadores brasileños deben tener la sabiduría y la fuerza suficientes para revertir su ascenso a la presidencia en las calles, en las urnas y en las organizaciones sociales.