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Cárcel y pobreza

Para disminuir el hacinamiento carcelario, la Gobernadora de Buenos Aires está impulsando un indulto que podría beneficiar a cerca de 180 bolivianos condenados a cinco o más años de prisión en la capital argentina y que han cumplido al menos el 50% de sus sentencias. Quienes se acojan a este indulto tendrán que salir de Argentina, y un juez determinará cuánto tiempo no podrán regresar en función al delito cometido. Frente a esta condición, previsiblemente no todos los reos aceptarán este beneficio, en particular aquellos que tengan familiares en Argentina. Sin embargo, quienes sin duda aceptarán serán los bolivianos que fueron detenidos en el país vecino procurando ingresar pequeñas cantidades de droga y que se vincularon con el narcotráfico por la falta de oportunidades.

Casualmente días atrás salió a la luz un caso de este tipo, protagonizado por una madre cuyo hijo de 13 años fue diagnosticado con cáncer de rodilla en septiembre de 2017. Apremiada por la pobreza y la necesidad, esta mujer aceptó transportar un kilogramo de cocaína a cambio de $us 500, pero fue descubierta y detenida en Buenos Aires. Tras suplicar durante seis meses y luego de que su caso se hiciera público, la semana pasada los jueces le otorgaron un permiso excepcional a esta madre para que pudiese despedirse de su niño, al que le quedan pocos días de vida. Una historia ciertamente conmovedora pero también muy lamentable, que pone en evidencia la necesidad de que el Estado brinde oportunidades a los sectores más vulnerables de la sociedad, a fin de evitar que caigan en manos de redes criminales.