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De ahí soy yo

Hace años solicité a un amigo rockero una composición contemporánea como ofrenda a esta ciudad. Le argumentaba que existen canciones por todo el mundo que cantan a sus ciudades y que todavía no tenemos una que, en clave contemporánea, represente a la nuestra. En espera de ella, voy a repasar algunas creaciones poéticas y musicales que, pienso, son representativas del género. Ojalá puedan acompañarlas con su memoria auditiva y si no las escucharon las recomiendo encarecidamente, y como un candidato ha declarado que no hay malas palabras las transcribo con todas sus palabrotas.

Muy pocos conocen al cantautor belga Jacques Brel. Su canción Ámsterdam dedicada a ese puerto holandés es un portentoso y desgarrador himno a los marineros que llegan a sus muelles para frotar sus panzas con meretrices y “que beben y rebeben, y que rebeben aún” para terminar como cubas y orgullosos “plantan nariz al cielo, se limpian los mocos en las estrellas y mean como yo lloro sobre las mujeres infieles”.

Así de fuerte pero más tierna es la interpretación del amigo de mafiosos, Frank Sinatra, del clásico New York que universalizó la idea de una Gran Manzana que nunca duerme. Igualmente emotivo es Serrat cuando rinde tributo a la ciudad catalana con su Barcelona y yo, que da cuenta de las transformaciones buenas y malas recordando a grandes urbanistas y (cuándo no) a pésimos políticos “Mil caras tiene Barcelona. La que Cerdá soñó, la que malogró Porcioles, la que devoran las ratas”. En esa línea de pérdidas de valores y patrimoniales la composición de Chabuca Granda llora a Lima de veras preguntándose: “¿a qué volverla modosa si esa es la Lima de veras?”.  

El rock argentino es fructífero como ninguno de la región. Fito Páez dedicó una canción a su Rosario natal tan dura y bella como su título: En esta puta ciudad. La compuso después de un horrendo crimen familiar que transformó su vida para siempre. Y Gustavo Cerati con Soda Stereo nos dejó otro himno a lo urbano sobrevolando y cayendo “entre tus piernas” como un lascivo Dédalo en La ciudad de la furia.

Termino el breve recuento con Bersuit Vergarabat y su tremenda canción De ahí soy yo. Pocas creaciones a la ciudad llevan tanta denuncia, rabia y sorna como esta obra concebida con una potente mezcla de rock, chacarera y candombe. Cordera, su vocalista y fundador, repite decenas de veces la palabra mierda, se lamenta de la sempiterna verborrea que cae sobre los barrios extremos de Buenos Aires, y concluye con un verdadero alegato medioambientalista: “No hay nada más antiecológico que un infeliz, que un infeliz.” Volviendo a lo nuestro, ¿Para cuándo, Grillo?

* Arquitecto