Candidatos
Los principales actores de la política nacional han comenzado a moverse en el escenario.
Aunque todavía no todo está dicho, es evidente que la temporada preelectoral ya ha comenzado y los principales actores de la política nacional han empezado a moverse en el escenario. Así, mientras la oposición trata de encontrar puntos de coincidencia que le permitan construir un bloque de unidad, en el oficialismo se muestran muy (tal vez demasiado) confiados.
El “puntapié inicial” de la campaña rumbo a la elección presidencia de 2019 lo dio el expresidente y vocero de la causa marítima, Carlos de Mesa, cuando anunció que había aceptado la invitación a ser candidato presidencial del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), un antiguo partido político cuyas estructuras ideológicas ya habían sido desmanteladas antes de que su fundador muriese hace casi un año en su natal Tarija.
La siguiente jugada provino del partido político del actual Alcalde de La Paz, SOL.Bo, cuya pretensión de obtener personería jurídica nacional se vio frustrada al demostrarse que no había logrado cumplimentar el número mínimo de firmas de militantes en todo el territorio nacional. Este traspié, aparentemente más atribuible a errores logísticos de los responsables de la recolección de firmas que a una supuesta mala fe del Órgano Electoral, en principio no significó una renuncia a las ambiciones de su líder, pues un jerarca de SOL.Bo incluso afirmó que el alcalde Revilla tiene perfil para candidato a vicepresidente.
La tercera fue una jugada simultánea de la oposición, cuando días atrás se produjeron una conferencia de prensa del burgomaestre paceño, quien anunció que había renunciado a su aspiración presidencial en favor de la unidad con la candidatura del expresidente De Mesa, y un acto del partido Unidad Nacional (UN), en el que su líder presentó las bases de su oferta electoral, sintetizadas en cinco consignas; en la ocasión, el líder opositor insistió en que las alianzas electorales deben darse en torno a propuestas programáticas y no a personas.
Con idas y venidas, otros líderes políticos han manifestado su intención de participar con sus partidos y agrupaciones en la contienda electoral, aunque sin atreverse a confirmar que asistirán a las primarias de enero con la intención de convertirse oficialmente en candidatos presidenciales. Es evidente que nunca como ahora la negociación política es crucial para articular una propuesta que tenga siquiera mínimas oportunidades de éxito, en lugar de dar paso a la habitual dispersión de esfuerzos, recursos y candidaturas.
Así, el panorama electoral se siente intenso, incluso sin suficiente claridad respecto de quién apoyará a quién, y de todo ello llama poderosamente la atención el hecho de que, hasta ahora, ninguna fuerza política ha anunciado que una mujer irá como candidata principal o siquiera como acompañante del candidato presidencial varón; clara muestra de que prestar atención a los intereses de las mujeres es más un discurso oportunista que una convicción.