Millones de hectáreas desaprovechadas
Cuantificar y zonificar millones de hectáreas desaprovechadas es una tarea pendiente
Como ya afirmaron colegas agrónomos, en nuestro país existe una superficie desaprovechada de millones de hectáreas por la degradación de suelos, malas prácticas agrícolas, erosión, barbechos, baja rentabilidad o reducida inserción en mercados. Esto significa que Bolivia no necesita ampliar la frontera agrícola deforestando y destruyendo áreas de alto valor de conservación, sino insertarse al mundo con producción agropecuaria de buena rentabilidad que permita recuperar millones de hectáreas de suelos desaprovechados.
El derroche de recursos naturales como el suelo y el agua es consecuencia de la pobreza; de una agricultura de subsistencia provocada por el abandono a su suerte de miles de pequeños agricultores en un país que conserva la creencia de que para ser agricultor basta con tener tierras. Sin programas para mejorar la productividad agrícola estamos ocasionando una grave lesión al medio ambiente porque toda agricultura daña el entorno natural, y mucho más si es ineficiente.
Por eso es urgente apuntalar una agricultura familiar y de pequeños productores basada en la eficiencia, que para que sea permanente debe estar sustentada en el uso adecuado de tecnología.
Sin embargo, Bolivia es el país que menos tecnología agropecuaria utiliza en la región y en el que más protestas existen contra su uso. Es, además, un país hostil a las inversiones privadas en general y extranjeras en particular, especialmente en el sector agropecuario, lo que conduce a que la productividad del país siga siendo una de las más bajas en la región de América Latina y el Caribe, con crecimiento negativo dominante en varios periodos. Esto provoca que el 51% de la población se encuentre bajo el umbral de la pobreza (66% en las zonas rurales), el 21% de la población esté desnutrida y un 89% de municipios registre vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria.
Los grandes recursos generados en los últimos años por los productos de siempre —hidrocarburos y minería— no fueron usados para avanzar hacia el cambio de la matriz económica nacional promoviendo una agricultura competitiva y eficiente, pese a que varios estudios en el mundo muestran “una clara correlación entre el crecimiento agrícola y la reducción de la pobreza rural” y entre la inversión en agricultura y el alivio del hambre en las regiones productoras, además del aumento de la seguridad alimentaria.
Entre lo poco que se ha hecho por el sector es el mejoramiento de infraestructura y la promoción de inversiones para fortalecer la exportación de productos agropecuarios, inspirando confianza a inversionistas nacionales y extranjeros. Los recursos que pueda obtener el país no basados en exportaciones tradicionales, son fundamentales para recuperar suelos e institucionalizar la investigación y la extensión agropecuaria para apuntalar la agroindustria, la agricultura familiar y la de pequeños productores.
Cuantificar y zonificar millones de hectáreas desaprovechadas es una tarea pendiente. Se estima que provienen del manejo ineficiente de una parte de los 3,8 millones de hectáreas actualmente cultivadas y de mucho de las más de 30 millones de hectáreas de pasturas, pudiendo alcanzar hasta más de 5 millones de hectáreas.
Pero recuperar suelos y hacer cumplir las normas estrictamente para que no avance la frontera agrícola a costa de bosques, requiere de una política coherente y sostenida del Estado, basada en una institucionalidad que actualmente en Bolivia no existe.
Es ingeniero agrónomo especializado en desarrollo rural.