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Mesa, el ‘caudillo ilustrado’

Cuando Carlos Mesa hizo pública su decisión de ser candidato presidencial para las elecciones de 2019, no había dirigentes ni militantes del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) —el partido que lo cobija ahora— arropándolo, ni banderas ni aplausos ni periodistas, solo una cámara de video y un frío canal de YouTube.

Su mensaje se centró en una serie de frases, cuyas palabras capitales fueron democracia, 21F, justicia, ciudadanos y ciudadanas, colectivos y plataformas, proyecto, poder, candidato, nuevos tiempos y unos cuantos “soy” y “yo”; como la siguiente premisa muy suya: “Soy candidato porque creo que represento adecuadamente lo que el país necesita hoy día”.

Su incursión en la carrera electoral fue precedida por una serie de negativas a una eventual candidatura. Candidato al fin, se ha convertido en el centro de atención de quienes también emulan su decisión.

Como dijo en el video, fue el FRI el que lo buscó, y no hay una sola fotografía con quienes ahora son sus correligionarios. Quienes consolidaron su alianza con ese viejo partido fueron sus más cercanos colaboradores, Carlos Alarcón, Saúl Lara y otros; a los que se les vio con una gorrita roja tras los acuerdos de Oruro, junto con militantes y dirigentes de esa fuerza.

Mesa es él como candidato; el FRI es solo una sigla. “Tendió la mano” a las plataformas y colectivos ciudadanos, fuerzas sociales, organizaciones indígenas e incluso partidos políticos. No los buscó, la prueba es que el líder de Soberanía y Libertad (Sol.bo) y alcalde de La Paz, Luis Revilla, tuvo que mandarle una carta para sumarse a su frente. Al final, luego de una caminata muy publicitada por las calles de La Paz, ambos sellaron la Alianza Ciudadan@s, no la alianza Sol.bo-FRI. Otra vez él, sin la presencia de dirigentes ni militantes del FRI, el partido que lo cobija.

Antes, de acuerdo con la confesión de Samuel Doria Medina —líder de Unidad Nacional (UN)—, Mesa había rechazado la invitación del partido del empresario. “Carlos Mesa me dijo que prefería tirarse al río Choqueyapu antes que ser candidato a la presidencia de Bolivia”, contó. La respuesta de Mesa fue anterior a su decisión de postularse, cuando Doria Medina cabildeaba por conseguir respaldo a su propuesta de unidad ante la cuestionada repostulación del presidente Evo Morales, por el Movimiento Al Socialismo (MAS). Sin embargo, pesó más la poca potabilidad del dirigente de UN como aliado.

Y cuando Demócratas, el partido del gobernador cruceño, Rubén Costas, anunció su intención de participar en las elecciones, lo primero que se le ocurrió a su líder político fue descalificar la candidatura de Mesa, a quien aludió de figura política del pasado y con un “disfraz” de ciudadanía. Grave alusión, que develó serias diferencias entre ambos políticos. Era vox populi que Mesa no quiso una alianza con Demócratas debido a que este partido cerró filas en torno al alcalde de Cochabamba, José María Leyes, sobre quien pesan serias denuncias de corrupción.

Esas diferencias volvieron a recrudecer ayer, a horas del cierre de las alianzas políticas por mandato del calendario electoral, cuando el vicepresidente de Demócratas, Ernesto Suárez, se refirió a Mesa con duros calificativos. “Tampoco sería bueno pasar de un caudillo autoritario a un caudillo ilustrado”, dijo en Contacto Bolivia.

A Mesa, que pudo ser clave para la unidad de la oposición, termina traicionándolo un perfil personal poco favorable identificado por algunos políticos. Aparentemente tendrá que enfrentarse a Morales y a una segunda alianza política de oposición. 

* Periodista.