Maldición de sucha
Cuando alguien desea algo malo, en el oriente del país solemos decir: ‘maldición de sucha (buitre) no mata caballo’.
Cuando alguien desea algo malo, en el oriente del país solemos decir: “maldición de sucha (buitre) no mata caballo”. Esto, en sentido de que los malos augurios de personas descalificadas no preocupan a nadie. Nada más cercano a lo que ocurre hoy con supuestos “analistas”, economistas de dudosa competencia, exautoridades financieras de gobiernos pasados célebres por su mediocridad, y finalmente articulistas mercenarios que tienen como objetivo principal cuestionar, sembrar dudas y confundir.
La libertad de expresión los cobija; es cierto, y en general el pueblo no les da la importancia que ellos quisieran. Es notorio el caso de algunos opinadores que desde el 2006 vaticinaban la ruina del país si se nacionalizaban los hidrocarburos, o si el Estado asumía competencias que antes ejercían las transnacionales. Estos opinadores y “expertos” se regocijaban con el proceso inflacionario que iba a desencadenar el doble aguinaldo; y cuando comprobaron que la medida lejos de ser inflacionaria incrementó la demanda agregada, beneficiando a la población ocupada en los sectores informales, callaron en siete idiomas. Durante meses su tema fue el agotamiento de las reservas de gas y del inminente shock que eso significaría para el país; pero cuando técnicamente se demostró que sus malos augurios eran más deseos que realidad, pasaron a otro tema.
Se encargan de repetir como loros que la economía del país es extractivista, olvidándose que a los gobiernos a los que ellos servían eran extractivistas de verdad. No se dieron por enterados que hoy Bolivia no compra GLP como lo hacía hasta hace no mucho; y más bien exporta este producto refinado a Perú y Paraguay. Le pusieron reparos de todo tipo a la planta de urea que hoy exportamos y que hemos dejado de importar; así como a la planta evaporítica de Uyuni, que nos permitirá convertirnos en uno de los más grandes proveedores de litio industrializado del mundo.
Hoy estos malentretenidos y viciosos de la mentira se han puesto a especular en contra de los intereses del país. La decisión administrativa del Banco Central de Bolivia de no vender dólares al por menor en ventanillas, sino de vender vía sistema financiero, les ha servido para inventar una sarta de incongruencias que a un estudiante de primer año de Economía le causaría risa. Teorizan acerca de que la baja de las reservas internacionales netas (RIN) del país es el preludio de la devaluación, que ellos estiman (en realidad desean) provocará una crisis inflacionaria como la de Venezuela. Afirman, como expertos, que la moneda nacional está sobrevaluada, y que la economía debe regirse por la ley natural de la oferta y la demanda (sin que el Estado intervenga); y por lo tanto, dictaminan que el precio del dólar debe subir.
Es cierto que estas personas descalificadas no engañan a muchos. La gente que lee sus sandeces sabe que desde el 2006 ese es su oficio: desear que a la economía le vaya mal para que el Gobierno se vaya, y de esa forma vuelvan al poder sus patrones. El problema es que en la época de la “posverdad”, en la que la gente cada vez lee menos, y se deja llevar por un meme, aunque parezca increíble, estas idioteces tienen crédito. Lo grave es que con estas actitudes no le hacen daño al Gobierno, le hacen daño al país; porque como todos sabemos cualquier economía se asienta en la confianza, y esa confianza construida en 12 años de esfuerzo puede entrar en crisis. Y es cierto, se percibe cierta incertidumbre por las próximas elecciones, en las que los que en el pasado nos sumieron en la inestabilidad y la crisis económica puedan retornar, pero es solo eso, una posibilidad, que por el bien del país es remota.
* Abogado.