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Macron contra Trump

El pasado 11 de noviembre, la conmemoración del armisticio que hace 100 años puso fin a la más horrenda guerra en la historia de la Humanidad congregó en París a cerca de 70 jefes de Estado y de Gobierno, cuya presencia en algunos casos era pertinente y en otros, mero atisbo turístico. Una persistente lluvia mojó democráticamente a la mayor parte de los convivios, salvo a algunos que, padeciendo síntomas de hidrofobia, prefirieron guarecerse en sus vehículos. El tradicional desfile militar fue suspendido para dar paso a elocuentes plegarias pacifistas.

En efecto, el magno evento estuvo seguido por el Foro por la Paz, impulsado entusiastamente por Emmanuel Macron. En ambas ocasiones el Presidente galo retrató los horrores de la contienda en sepia, con imágenes escalofriantes retrospectivas sobre las secuelas de la Gran Guerra que se libró entre 1914 y 1918. En ellas aparecen los espectros de cifras mayúsculas: 10 millones de muertos, 6 millones de heridos, 3 millones de viudas, 6 millones de huérfanos y más millones de víctimas civiles colaterales.

Rodeado de mandatarios multicolores, Macron alertó que quizá aquella sea “la foto del último momento de unidad, antes de un nuevo desorden mundial”. No fue una exageración, sino la constatación de que la tentación hacia el aislacionismo empujado por un sentimiento nacionalista exacerbado no se reduce solo a una superpotencia (América primero), sino que rebota también en otros lados.

El Mandatario francés remató su reflexión con un axioma que tenía un destinatario especial: “El nacionalismo es una traición al patriotismo”. En efecto, la batalla que Macron libra en Europa como portaestandarte de los países progresistas y de la vigencia del multilateralismo lo enfrenta a la coalición de naciones ultraconservadoras antiinmigración, capitaneada por el húngaro Victor Orban. La dimensión de ese diferendo se ha trasladado ahora más allá del Atlántico en el notorio choque con Trump, cuyos recientes tuiters critican la baja popularidad del Presidente francés y la alta tasa de desempleo en aquel país.

Ante estas infortunadas circunstancias, aparte de las delegaciones oficiales, el Foro por la Paz estuvo secundado por la sociedad civil, representada por representantes de organizaciones no gubernamentales, fundaciones y asociaciones de diversa motivación. El propósito fundamental de ese encuentro era construir un bastión de defensa del multilateralismo, tan vilipendiado por Donald Trump, quien obviamente boicoteó la reunión.

El escenario durante ese día memorable ofreció a los parisinos un espectáculo sorprendente: 700 agentes del servicio secreto estadounidense resguardaban al magnate inmobiliario, quien llegó en su blindado apodado “la bestia”. A su costado, otro vehículo idéntico circulaba para despistar a posibles terroristas. No obstante, las barreras de seguridad no fueron suficientes para evitar que tres activistas del grupo feminista Femen se abalanzaran a la caravana oficial, semidesnudas, exhibiendo sendos pectorales en señal de protesta antitrumpista.

Más tarde, los huéspedes ilustres invitados a almorzar al palacio del Eliseo sumaron 130 comensales, mientras las 45 esposas presentes fueron recibidas en el castillo de Versalles por Brigitte, la primera dama. Toda la jornada estuvo marcada por inflamadas piezas oratorias declamadas por Macron o por la canciller alemana, Angela Merkel, quienes trataban de mostrar una Europa unida frente al embate antimultilateralista del Mandatario americano.

La insistente presión de Washington para que Europa asuma en mayor medida sus gastos de defensa se estrella contra la obstinación macronista, apoyada por Merkel, de liberarse de la tutela yanqui para construir sus propias fuerzas militares independientes. La lucha continúa. 

* Doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.