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Periodismo irresponsable

La madre de una niña con leucemia entró el miércoles 14 de noviembre al Banco de Sangre de La Paz. Detrás de ella ingresaron su aflicción, preocupación y pobreza, puesto que su hija necesitaba una transfusión urgente de sangre. La mujer pensó en pedir “prestados” los paquetes de sangre, que luego serían pagados por la Asociación de Voluntarios Contra el Cáncer Infantil (AVCCI), que la ayudan.

La madre no imaginó que en esa oportunidad la ayuda no podía ir a nombre de la AVCCI, puesto que la directora del Banco de Sangre, María García, ordenó no entregar más paquetes a nombre de esa asociación, por los problemas que ésta tenía por una acusación de fraude de un medio de prensa, que se replicó en las redes sociales.

Esos problemas nacieron con una nota periodística de un matutino “colega”, que aseguró que el dinero que AVCCI recolecta en sus campañas “no llega a los niños con cáncer”. El responsable de esa nota, poco seria y sin las fuentes de información necesarias, no midió los efectos y daños que podía causar. La nota, compartida en las redes sociales entre el 12 y el 14 de noviembre, pronto se convirtió en un escenario de escarnio y agresión para los voluntarios de la campaña Ají de Fideo Contra el Cáncer Infantil.

Lo que nunca se enteró el periodista que lanzó la piedra es que desde hace cinco años el Banco de Sangre recibe en cada gestión aproximadamente Bs 100.000 de la AVCCI por los paquetes de sangre y otros elementos prestados. Tampoco se enteró de que este año al menos 17 casos fueron apoyados por la asociación (solo en el tema de paquetes de sangre), y que hay documentos, nombres y apellidos de esas ayudas. Tampoco se enteró de que AVCCI debe Bs 155.840 al Banco de Sangre (según un documento oficial de esa institución), y que serán pagados con las campañas que impulsa. Tampoco se enteró que una sola aféresis (procedimiento médico relacionado con la transfusión de sangre) tiene un costo de Bs 3.200 y hay niños con cáncer que precisan hasta 10 aféresis en un par de meses.

Este periodismo irresponsable solo atacó a los voluntarios y se limitó a explicar que la denuncia es de familiares y pacientes (que obviamente son de un grupo de personas no beneficiadas). Lo que sí midió ese periodismo fueron los miles de likes en sus redes sociales.

Con todo, el saldo de ese desliz fue una población que odia al que intenta ayudar; una AVCCI desprestigiada; un ciudadano que no dará más donativos, porque cree que es engañado; un grupo de niños enfermos que creen que ya no tendrán más ayuda; y una madre con una niña con leucemia que tuvo que sumar un problema más a su tragedia.