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Pesquisas policiales deficientes

El 25 de octubre, el profesor de primaria José Luis Arratia Blanco desapareció en El Alto luego de compartir bebidas alcohólicas con unos amigos en un local nocturno. Desde entonces, sus familiares se movilizaron tras su búsqueda con el apoyo de la FELCC, la que incluso llegó a detener a algunos sospechosos de su desaparición sin mayores resultados.

No obstante, el viernes pasado un familiar de Arratia protagonizó un accidente, y mientras esperaba la resolución de su caso en la unidad de Tránsito se puso a leer la descripción de las personas fallecidas sin identificar encontradas por esa repartición. Al día siguiente, con el apoyo de otro familiar indagaron con mayor profundidad a uno de los fallecidos cuya descripción coincidía con la de Arratia, quien finalmente resultó ser su pariente desaparecido.

Según el informe de Tránsito, Arratia habría sido atropellado en la Av. 6 de Marzo la madrugada del 26 de octubre por un conductor que luego se dio a la fuga. Tras el accidente, le robaron todas sus pertenencias, incluso su ropa. Tal despojo, sumado a la desfiguración de su rostro durante el atropello, habría dificultado su identificación. De todas maneras, este hallazgo fortuito pone en relieve las deficiencias que imperan en la Policía cuando de investigar y resolver desapariciones se trata. Y es que tal parece que ni siquiera cuentan con una base de datos general que les permita cotejar a los desaparecidos con los cuerpos sin identificar hallados por las distintas reparticiones policiales.