Escasa productividad
En Bolivia, un trabajador promedio produce apenas el 10% de lo que produce su similar en EEUU.
Aunque es probable que la comparación sea injusta, por las enormes diferencias en la capacidad industrial y tecnológica, lo cierto es que un reciente informe del Banco para el Desarrollo de América Latina (CAF) alerta que en Bolivia un trabajador promedio produce apenas el 10% de lo que produce su similar en EEUU. Las razones son varias.
El Reporte de Economía y Desarrollo (RED) 2018, titulado Instituciones para la productividad. Hacia un mejor entorno empresarial, presentado días atrás a representantes del Gobierno y del empresariado privado, muestra que no solo los obreros tienen una décima parte de la productividad estadounidense, sino que además la capacidad productiva del país es de un 17% respecto a la del gigante del norte, y la del América Latina, de un 25%. Según explicó la Directora Representante de la CAF en Bolivia, este rezago en la productividad del país y del continente tiene que ver con la forma en la que se combinan el capital humano y físico para hacer eficientes los procesos de producción.
El informe RED 2018 concluye que “el problema de la región no es lo que produce, sino cómo lo produce”; y que la diferencia en la productividad se debe a debilidades en los mecanismos de entrada y salida de las empresas en el mercado, la baja capacidad de innovación y una ineficiente distribución del empleo y capital entre los establecimientos productivos. El informe incluye a las empresas que están en el mercado informal, que concentra el 60% del empleo en Bolivia.
Coincidiendo con este diagnóstico, otro estudio, de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), revela que el rendimiento laboral en el país no avanza a un mayor ritmo debido a “la falta de innovación, un clima adecuado de inversiones y recambio tecnológico, junto con la falta de incentivos hacia la fuerza laboral para especializarse y vincular el salario con mayor productividad”.
El economista principal de la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de la CAF hizo notar en la presentación del estudio que, sin incentivos, los empresarios no van a innovar, lo cual no facilita la incursión de empresas más dinámicas y productivas; así como tampoco la salida de las compañías menos aptas en un contexto de mayor competitividad. Agregó además que la intensidad de la acumulación de capital en el país es menor a la de la región, y que cuatro de cada 10 trabajadores latinoamericanos no tienen la calificación necesaria para el puesto que ocupan.
Se trata, pues, de un fenómeno de múltiples causas, que deben ser afrontadas no solo por el Estado, principal responsable de brindar las condiciones para el desarrollo económico y productivo; sino también por los empresarios y los propios trabajadores. A falta de un contexto competitivo y demandante, ninguno de los tres actores antes nombrados hará suficientes esfuerzos para cambiar las circunstancias, produciendo un círculo vicioso difícil de romper.