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La ‘pradera vacía’

El precipitado itinerario electoral, acelerado por la Ley de Organizaciones Políticas, ha puesto a los partidos políticos, en especial de la oposición, en estado de alta perturbación: deben navegar entre un constreñimiento (las elecciones primarias del 27 de enero) y una oportunidad (los comicios generales de octubre). En medio, habita la dilatada disputa en torno al factor reelección.

“No estoy dispuesto a regalarle a Morales una pradera vacía para que su caballo llegue sin ningún rival a la presidencia”. Con esa figura, el candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa Gisbert, sintetizó el brete en el que están hoy todos los candidatos opositores: censuran las primarias para la elección de binomios presidenciales mientras hacen lo necesario, campañas incluidas, a fin de participar en ellas. No pueden sino atenerse al constreñimiento legal como condición para validar sus candidaturas.

La secuencia es conocida. El gobernante MAS-IPSP, con arreglo a su cálculo estratégico, aprovechó la nueva normativa sobre organizaciones políticas para imponer elecciones primarias obligatorias en 2019. Así, los partidos que quieran postular binomios presidenciales deben elegirlos previamente en elecciones cerradas a su militancia. Este inédito requisito alteró el calendario electoral, forzando a las fuerzas políticas a mirarse por dentro, negociar alianzas y fijar binomios (todos únicos) en pocos meses.

Con las elecciones primarias, los plazos electorales se anticiparon al menos medio año, incluyendo la polémica resolución del Tribunal Supremo Electoral (TSE) sobre la habilitación del binomio oficialista. El nuevo calendario alteró no solo la dinámica de las organizaciones políticas, sino también los tiempos de las plataformas ciudadanas articuladas en torno al referéndum del 21 de febrero de 2016: varias de ellas, aliadas con partidos, se pusieron en modo campaña electoral. El dispositivo, hasta aquí, cumplió su propósito.

En el caso de los partidos, están forzados a jugar en doble código: alentar, con más o menos radicalidad discursiva, las protestas contra el binomio Evo Morales-Álvaro García Linera, en tanto calculan y proyectan sus posibilidades para disputarle la victoria en los comicios de octubre. No es error ni casualidad que ninguno de los siete binomios opositores habilitados se haya “bajado” de las primarias. Ni que el jefe de Unidad Nacional (UN), precozmente jubilado, pida a las “candidaturas menores” que desistan de participar.

Así se sitúa la “pradera vacía” de Mesa. Por lo pronto, con binomios únicos, las primarias servirán para que los partidos vigentes, midiéndose entre ellos, expongan su flacidez o fortaleza (el MAS-IPSP tiene mayor militancia que todos los demás juntos). Y es evidente que en octubre de 2019, superado el actual constreñimiento, varios caballos correrán en la pradera electoral, por muy 21F que hoy sean o por muchos (o pocos) votos que puedan obtener. Es su oportunidad real de competir en las urnas.