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Insectos peligrosos

Con el apoyo de organismos internacionales, desde hace algunos años las autoridades nacionales y locales de salud iniciaron una cruzada contra diversos insectos responsables de transmitir peligrosas enfermedades, y en especial contra la vinchuca y el Aedes aegypti, los principales vectores del chagas, en el primer caso; y del dengue, la malaria, fiebre amarilla, zika, y chikunguya, en el segundo.

Los esfuerzos de esta cruzada, que se realiza a instancias de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el apoyo de Médicos Sin Frontera, apuntan, entre otras tareas, a organizar talleres, concursos estudiantiles y otras actividades con la sociedad civil a fin de inculcar entre la población prácticas sencillas que pueden evitar la propagación de los vectores infecciosos. Por ejemplo, el mosquito Aedes aegypti, responsable de la transmisión de enfermedades endémicas de zonas tropicales presentes en el 60% del territorio boliviano, donde habita el 40% de la población, utiliza recipientes que acumulan agua de lluvia para reproducirse.

De allí que la eliminación de llantas, latas, baldes, botellas vacías, macetas, etc. constituye una de las estrategias más sencillas y efectivas para combatir la proliferación de este mosquito. De igual manera se pretende educar a los pobladores para que acudan a los centros de salud en cuanto sientan los síntomas de estos males (fiebre alta y dolor en las articulaciones, principalmente) y no se automediquen.

Esto porque las personas infectadas por este tipo de virus se convierten en los principales propagadores de la enfermedad, pues al ser picados por mosquitos sanos, éstos se convierten en vectores infecciosos, y la enfermedad tiende a diseminarse. De allí la importancia de detectar cuanto antes a los posibles portadores en centros de salud equipados con los reactivos necesarios para tal efecto.

De igual manera el diagnóstico precoz resulta fundamental para tratar el chagas, una enfermedad que puede permanecer mucho tiempo en el cuerpo sin manifestarse (entre 20 y 30 años); pero cuando lo hace  las posibilidades de que un adulto se cure no alcanzan el 50%. Mientras que las probabilidades de que un niño menor de 10 años logre controlar esta dolencia son cercanas al 100%, siempre y cuando reciba oportunamente el tratamiento adecuado.

Por ello, resulta de vital importancia que las autoridades garanticen el acceso de evaluaciones periódicas en aquellos lugares donde la presencia de esta enfermedad es particularmente virulenta, especialmente en la zona de los valles de Chuquisaca y Potosí y en el Chaco; amén de impulsar campañas que enseñen a la población la mejor manera de combatir la proliferación de las vinchucas, evitando por ejemplo vivir en habitaciones con paredes sin revocar, ya que las grietas y los recovecos constituyen un “paraíso” para estos insectos.