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‘Ch’asqueadura’ idiomática

En los últimos días hemos sido testigos de una especie de ch’asqueadura idiomática; es decir, de un altercado (o provocación) a propósito del idioma ancestral que habla o no cierta autoridad política. Al respecto el diputado Rafael Quispe desafió “al presidente Evo Morales y al vicepresidente Álvaro García Linera a un debate público en aymara”. Incluso solicitó fotocopias legalizadas de los certificados que acrediten que ambos hablan al menos dos idiomas oficiales, uno de ellos perteneciente a las naciones y pueblos indígenas originario campesinos del país. ¿Será que el Órgano Electoral Plurinacional es una academia para certificar el dominio de ciertos idiomas? En realidad se limita a solicitar certificados de institutos legalmente reconocidos y punto. Nos gustaría oír a Rafael Quispe enunciar discursos en aymara en la Asamblea Plurinacional para verificar si realmente maneja el aymara o desea embaucarnos con unas cuantas palabritas. Ahí tiene la cancha el diputado.

Pero fueron los periodistas quienes pusieron este tema en la palestra preguntando a varios políticos si podían dar un saludo de fin año en algún idioma nativo. Así lo hicieron con el Vicepresidente y con el Gobernador de La Paz. Félix Patzi respondió diciendo “aymara wawatwa” (soy un hijo aymara). ¿Por qué los periodistas no transcribieron lo que declaró Patzi en aymara? Creo que es obligación de la prensa reflejar las declaraciones de manera textual e incluso traducirlas.

A esta moda se sumó el empresario millonario Samuel Doria Medina, quien mediante las redes sociales hizo un saludo en aymara. Los medios de comunicación solo recogieron el fin de su mensaje: “(…) Jallalla Bolivia marka”. No se trata solo de saber aymara u otro idioma ancestral, sino de entender su lógica, sus luchas… Resulta penoso oír a Doria Medina deletreando el aymara, pues es evidente que se limitaron a transliterar su mensaje del castellano al aymara. Por lo tanto, uno no entiende nada, porque no mantienen la “lógica” del aymara ni tampoco pronuncia bien este idioma. En aymara se dice: janiwa khallu khallukisa (“está muy crudo”). Sabemos que Doria Medina aprende aymara desde hace unos 20 años. No sé si su profesor es muy malo o el estudiante tan mediocre que no logra hablar fluidamente este idioma luego de tantos años de aprendizaje.

Respecto a si el presidente Morales habla o no un idioma originario, cabe recordar que proviene de un ayllu andino, en el que se habla no solo el aymara, sino también quechua. Por tanto, estoy seguro de que habla ambos idiomas, y si a éstos se les suma el castellano, significa que es trilingüe. ¿Quiénes quieren saber si hablamos o no un idioma originario? ¿Acaso no tenemos derecho a autoidentificarnos como indígenas pese a no hablar un idioma autóctono? ¿En ese caso dirán que ya no es indio, que ya no es aymara, que ahora es mestizo, como se ha dicho en varios momentos históricos? ¿Basta no hablar un idioma ancestral para ser mestizo? Aquí continúa el razonamiento colonial, mediante la desacreditación e incluso enajenando la identidad cultural solo desde el idioma.

Otro fenómeno interesante en este debate idiomático es que ningún periodista pregunta en algún idioma ancestral. ¿Será que ningún reportero habla algún idioma nativo y menos aún sabe escribirlo? Todo indica que la respuesta es afirmativa. Aquí emplazo a los empresarios de la prensa para que impartan cursos de idiomas originarios a sus trabajadores, o en su defecto que los periodistas se capaciten por su cuenta. Aprender un idioma siempre nos llevará a entendernos mejor. Qhipa urunakanxa wali phiñasiñawa utji. Jupax yatiti arusat parlasiñxa sasawa jiskt’asipxi. Ma qawqhanixa wali yatir yatirikiw tukupxi.

* Aymara boliviano, doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos y docente en la UMSA.