Confusión en la COB
La dirigencia de la COB está luchando no por la redistribución, sino por conservar ganancias extraordinarias.
El extenso debate sobre el modo en que se pagó el segundo aguinaldo, la disposición de retener el 15% de dicho pago para comprar productos hechos en Bolivia y, especialmente, el límite de salarios menores a los Bs 15.000 para otorgar este beneficio ha dejado a la Central Obrera Boliviana (COB) en muy mala posición frente al Gobierno, del cual creyeron que forman parte.
Semanas atrás, cuando celebraron un nuevo acuerdo con el Órgano Ejecutivo, los dirigentes de la central de trabajadores creyeron que finalmente habían logrado su aspiración de ser parte de la estructura de toma de decisiones gubernamental, y sumaron sus voces al coro de la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), conformada por los sectores campesinos e indígenas del país y que desde el inicio del gobierno del MAS representan la base sobre la cual se erige el poder el Presidente del Estado.
En septiembre último, cuando se discutía en el seno de la COB el modo en que sumarían su apoyo al Gobierno, llegaron a creer que era la oportunidad para poner a representantes de la clase obrera en puestos del Ejecutivo, tener candidatos propios a puestos en el Órgano Legislativo para las elecciones de 2019, y hasta sugirieron que fuese uno de ellos el candidato a vicepresidente.
En diciembre, la “política real” y la discusión en torno al polémico decreto que instruyó el pago del segundo aguinaldo “Esfuerzo por Bolivia” le demostró a los dirigentes que las cosas no son tan fáciles como parecen, y al llegar el día de Navidad el entusiasmo había dado paso a la crispación, al extremo que en un ampliado de emergencia, la dirigencia del ente de los trabajadores amenazó al Gobierno con exigir la renuncia de sus ministros de Economía y Finanzas, de Trabajo y de Planificación del Desarrollo si su demanda de levantar la restricción al pago del aguinaldo a los salarios más altos no era atendida.
La respuesta la brindó el Ministro de la Presidencia, quien se preguntó por qué los dirigentes de la COB hacían tanto esfuerzo por favorecer a un porcentaje evidentemente exiguo de trabajadores que reciben salarios por encima de los Bs 15.000. El ministro no lo dijo, pero se sabe que unos pocos trabajadores de Comibol reciben salarios así de altos, lo cual sugiere que, en el fondo, la dirigencia está luchando no por la redistribución del excedente, sino por conservar ganancias extraordinarias.
Difícil situación la de la dirigencia cobista que, por una parte, ha tenido que aclarar que no se aleja del proceso de cambio, pero sí de la Conalcam, donde se respeta de manera militante las decisiones presidenciales. Y, por otra, porque ha demostrado que su lucha no está enfocada en mejorar la situación de la clase trabajadora, ora asegurando que quienes menos ganan reciban el doble aguinaldo, ora fortaleciendo la industria nacional, sino, aparentemente, buscando beneficios inconfesables.