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El valor de las mujeres mineras

Hace 41 años y en medio de la pausa festiva navideña, cuatro mujeres mineras instalaron en el Arzobispado de La Paz una huelga de hambre para exigir la restitución de las libertades ciudadanas a la entonces dictadura de Hugo Banzer. La demanda pasaba por la restitución del derecho al trabajo, a disentir con el poder y poder organizarse sindicalmente.

A las 18.00 del lunes 28 de diciembre de 1977, Luzmila Rojas, Nelly Colque, Carmen Villarroel y Angélica Romero mostraron un pañuelo blanco desde el Arzobispado paceño, ubicado a pocos pasos de la plaza Murillo, y de este modo iniciaron una histórica huelga de hambre que logró abrir el cerrojo que el régimen banzerista había impuesto contra las libertades.

Las mujeres enarbolaron un pliego de cuatro puntos: amnistía general e irrestricta, reposición de sus fuentes de trabajo a todos los obreros despedidos, vigencia de las organizaciones sindicales y el retiro del Ejército de los centros mineros. Encendida la chispa, el ayuno se extendió por casi todo el país durante los 20 días siguientes. Unos 1.200 huelguistas se plantaron en casi todo el país contra el dictador.

El 19 de enero de 1978, Banzer cedió en tres de los cuatro puntos, pues la presión internacional crecía, especialmente en medio de un proceso electoral. El legado de aquellas mujeres y de Domitila Chungara, quien organizó la medida, se puede respirar aún, aunque la democracia es siempre un proceso en construcción.