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Evo Morales, o Mamani, o Quispe, o…

Evo Morales Ayma dice que es una persona 100% indígena. Entonces por qué lleva un apellido que sugiera una supuesta ascendencia española. ¿Por qué sus familiares cambiaron su apellido indígena? No sabemos el verdadero apellido paterno de Evo Morales Ayma. Pudo haber sido Mamani, como también Limachi, Huayñapaco, Pari o Quispe. De acuerdo con indagaciones de estudiosos interesados sobre las raíces del Presidente, su apellido paterno podía haber sido Katari. Empero, nada es concluyente, ni el mismo Evo sabe la procedencia de su nombre.

Uno pensaría que Katari es más apropiado que Morales para identificar a uno de los líderes indígenas más sobresalientes del siglo XXI. Al fin y al cabo, el gran revolucionario aymara Julián Apaza utilizó el nombre de Túpac Katari para reafirmar sus raíces indígenas, y dio su vida para posibilitar la emancipación de su gente.

A pesar de todo, el cambio de apellido a Morales (español) no cuestiona el nexo indígena del actual Presidente. Sus facciones físicas claramente confirman su arraigo aymara o la pertenencia a algún otro grupo étnico boliviano. Por el contrario, la adopción de Morales por parte de los familiares del Presidente denota la existencia de una estructura social altamente discriminatoria contra la identidad indígena durante gran parte de la época republicana.

Antes del movimiento indígena, el cual posibilitó la llegada de Evo Morales al Gobierno, las personas con apellidos indígenas no tenían acceso a las instituciones de poder. Por ejemplo, los colegios militares solo eran para aquellos jóvenes que hubieran demostrado un vínculo español. Un Mamani, un Quispe o un Colque apenas podían prestar servicio militar. Los jóvenes bachilleres indígenas más entusiastas solo ingresaban a las escuelas militares de sargentos y suboficiales.

El racismo estaba encarnado en la sociedad boliviana. Hoy continúa latente en algunos sectores y se ha propagado debido a un movimiento reaccionario que no solamente afecta a los países en desarrollo, sino también a los desarrollados. El trumpismo en Estados Unidos es una esas consecuencias.

El racismo boliviano tiene raíces en la Colonia. Los españoles rechazaron todo lo que provenía de los pueblos originarios. Repudiaron el color de la piel de su gente, sus facciones autóctonas y su panteísmo religioso. La ignorancia de los españoles y su eurocentrismo los hizo cometer los abusos más horrendos contra la población originaria boliviana. Los “conquistadores” (invasores) trataron a los aymaras como objetos, como “animales” inmunes al dolor y al sufrimiento.

Asimismo, a inicios del periodo republicano, la Constitución de 1826 negó cualquier tipo de derechos ciudadanos a los miembros de la comunidad indígena. Para ser ciudadano, manifestaba el Art. 14, “el individuo tenía que ser boliviano (…), saber leer y escribir (…) y no estar sujeto o ser dependiente de otras personas como sirviente doméstico”. Los indígenas aymaras de ese periodo fueron negados a la educación y fueron obligados al servilismo.

La discriminación contra los indígenas fue tan abierta en Bolivia que uno de sus presidentes, Bautista Saavedra (1920-1920 y 1921-1925), consideró que los indígenas eran como “una bestia de carga, miserable y abyecta, a la que (sic) no hay que tener compasión, y a la que (sic) hay que explotar hasta la inhumanidad y lo vergonzoso”.

Ni la Revolución de 1952 hizo desaparecer el racismo. El pueblo indígena tuvo que sublevarse contra una sociedad enferma para enmendar siglos de discriminación racial. Cualquiera que fuera la razón, el cambio de apellido del Presidente boliviano solo mantiene la intolerancia del pasado. La sociedad boliviana ha cambiado y su identificación indígena es plena y constante.

*es PHD, docente e investigador de Economices On The Move. Fue profesor eminente en la Columbus State University, Georgia. Correo: hcletters@yahoo.com