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Aguas peligrosas

El agua potable que se distribuye en las ciudades de La Paz y El Alto contiene bacterias patógenas y no es aconsejable beberla sin antes haberla hervido. El alarmante dato proviene del Instituto de Investigaciones Fármaco Bioquímicas (IIFB) de la UMSA, que estudió muestras de agua en domicilios que reciben el líquido de las tres plantas de tratamiento que hay en los alrededores de ambas urbes.

La investigación data de fines  de 2017, cuando el IIFB tomó 20 muestras de agua en domicilios que reciben el suministro de las plantas de la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) en Achachicala, Pampahasi y El Alto; y las sometió a diferentes estudios. Los resultados fueron presentados en noviembre de 2018.

La Dr. María Teresa Álvarez, investigadora del instituto universitario, dice que el problema principal está en las cañerías antiguas, pues en éstas se ha ido acumulando materia orgánica. Para eliminar los microorganismos del agua, en EPSAS “le echan cloro, pero a veces exageran, y éste reacciona con las sustancias orgánicas de las tuberías”, explica la especialista. Esto quiere decir que algunas bacterias, al entrar en contacto con el cloro, producen compuestos que pueden ser tóxicos para el ser humano.

La investigación estableció que en el 65% de las muestras tomadas el cloro superaba en cinco veces los límites permisibles, lo cual explica las protestas que se conocieron a fines de 2016, cuando ocurrió la crisis del agua en la ciudad sede de gobierno. Pero el cloro no es el único problema, en el 100% de las muestras los niveles de nitritos estaban por encima de los niveles máximos aceptables. Los nitritos son sales con potencial tóxico para el organismo humano, particularmente para los bebés y los niños.

Asimismo, se encontró bacterias heterótrofas que se nutren de otros organismos, tales como la Klebsiella, Yersinia, Moraxella, Shigella y Acinetobacter. Según explican los especialistas, estas bacterias infectan los sistemas urinario, respiratorio y digestivo de las personas, con efectos que van desde diarreas hasta infecciones de mayor cuidado; e incluso son potencialmente cancerígenas. Hervir el agua antes de consumirla es la primera recomendación para evitar la presencia de bacterias y material genético peligrosos. Sin embargo, Álvarez advierte que el exceso de cloro necesita otro tipo de filtración.

En su respuesta, EPSAS puso en cuestión la actualidad del estudio, así como el procedimiento seguido para la recolección y análisis de las muestras. Sin embargo, tal respuesta no basta para eliminar la preocupación que causa la certeza de que gran parte de las tuberías de distribución de agua en la ciudad son antiguas y requieren un cambio, probablemente muy costoso, con presteza.

Urge, pues, constituir una empresa pública de agua para la zona metropolitana paceña que esté en condiciones de afrontar éste y otros trabajos de gran magnitud. Para lograrlo se necesita, además de una voluntad política hasta ahora no vista, ingentes recursos, técnicos, humanos y financieros.