Desafíos ambientales
Este 2019 trae consigo varios desafíos ambientales en un año electoral en Bolivia. La agenda ambiental no será el centro de atención de los candidatos, ni tampoco se constituye en una demanda ciudadana a la hora de evaluar las propuestas electorales o los programas de gobierno. A esto se suma un escenario internacional complicado. En los últimos meses, algunos ministerios de medioambiente de los países vecinos han sufrido la intromisión de los sectores agrícola, petrolero y minero. Mientras la deforestación en la región sigue en aumento, la agenda política regional propone simplificar las licencias ambientales y aligerar la carga fiscal de los productores rurales. Estas señales evidencian que la agenda política extractivista estará por encima de la agenda ambiental sustentable.
En Bolivia se prevén complicaciones por la exportación de gas, el principal ingreso económico del país. Esto podría significar una simplificación de los requisitos ambientales para poder cumplir las metas de exploración y explotación. A ello se suman las presiones de sectores fuertes como los cooperativistas mineros, quienes exigen poder operar dentro áreas protegidas y la simplificación de las licencias ambientales.
Alcanzar la meta de deforestación ilegal cero hasta 2020 sigue siendo un gran desafío. Mientras la deforestación sigue incrementándose en Bolivia, existe una evidente no-articulación intersectorial en la agenda de tierras y bosques. La lucha por preservar nuestros bosques no es tarea de una sola institución, necesita ser abordada de manera transversal e intersectorialmente por todo el Estado.
El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Se ha advertido incansablemente que si no se toman medidas drásticas hoy, será más difícil y mucho más costoso adaptarse a sus efectos en el futuro. En Bolivia el financiamiento climático aún es bajo y la adaptación al calentamiento global se da solo a través de iniciativas puntuales; no existe una transversalización en las agendas de desarrollo local, y aún tratamos el tema como la atención a desastres.
Con el desarrollo industrial y el crecimiento demográfico, las principales ciudades del país se expanden aceleradamente, y con ello también se deteriora su calidad ambiental. La escaza cobertura vegetal y las funciones ambientales de las cuales dependen las ciudades están sujetas a una presión cada vez mayor por causa de la contaminación. Urge repensar la planificación urbana considerando los temas ambientales.
La agenda de desarrollo principalmente extractivista, la deforestación, el cambio climático y el desarrollo urbano son tan solo algunos de los desafíos ambientales que los ciudadanos deberíamos tener en la mira a la hora de tomar de decisiones en un año electoral.
* Directora de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).