Mortal negligencia
Las malas prácticas médicas devienen por la falta de equipamiento y la deficiente preparación del personal.
Cinco meses después de que la opinión pública se escandalizara por la extirpación del riñón sano de un niño diagnosticado con cáncer en Santa Cruz, la mala praxis médica vuelve a cobrar relevancia en el país por el sufrimiento y el deceso de un bebé que fue depositado en una incubadora artesanal calentada con focos, los cuales le habrían provocado severas quemaduras, causando su muerte.
A estos dos hechos se sumaría la muerte de otro bebé prematuro que nació de seis meses también en Santa Cruz, el domingo. Aunque en este caso todo apunta a que su fallecimiento habría ocurrido porque sus pulmones no terminaron de desa- rrollarse, y no a la mala praxis médica. No obstante, la región cruceña no es la única en la que se reportaron recientemente hechos mortales por deficiencias en los centros de salud.
Por ejemplo, el 26 de diciembre una madre y el bebé que se encontraba en su vientre fallecieron en un hospital de Cobija. Según denunciaron sus familiares, la mujer de 21 años habría sido operada siete horas después de arribar a un centro médico de la capital pandina, luego de que su madre fuera a despertar personalmente al médico que atendía a su hija al ver el estado crítico en el que se encontraba. De todas maneras el bebé murió durante la intervención, y horas después, la madre; dejando en la orfandad a otros dos niños.
Todos estos hechos ponen en relieve la profunda crisis que atraviesa el sistema de salud del país, con hospitales y centros de salud mal equipados, atendidos por personal displicente y sin la preparación para atender emergencias médicas; incapaces de cumplir protocolos mínimos para garantizar la salud de los pacientes, que están al alcance de cualquiera que desee aplicarlos.
En efecto, huelga resaltar que cada año la OMS pone a disposición del público recomendaciones y medidas desarrolladas para garantizar la seguridad de los pacientes. Por ejemplo, en un artículo publicado en este diario el anestesiólogo Alfonso Bilbao Liseca recordaba la disponibilidad en la web de la OMS de una “Lista de verificación quirúrgica” que debiera realizarse antes de que el paciente sea anestesiado (“fase de registro”), antes de que el cirujano inicie la incisión (fase de verificación final), y antes de que el paciente abandone el quirófano (“finalización del procedimiento”). Y lo propio para otras situaciones como los partos complicados.
Tomando en cuenta la existencia de todas estas herramientas, se puede inferir que las malas prácticas médicas que cada año le cuestan la vida y la salud a decenas de personas en el país devienen no solo por la falta de equipamiento en los centros médicos, sino también por la deficiente preparación del personal. Urge, en este sentido, invertir mayores recursos no solo para equipar y ampliar la infraestructura hospitalaria del país, sino también para desarrollar controles y protocolos que garanticen la excelencia profesional de los médicos y enfermeras.