El jueves empezó la feria de Alasita. Por supuesto, fui a comprar mis sueños y los de quienes amo, a pensar en futuros e intercambios. Entre colores e incienso, me sumergí en el mundo del dios de la abundancia y de la alegría. De repente en mi paisaje visual apareció la basura, pero no la que siempre queda tirada después de un evento público, sino la que recogen afanosamente mujeres con su uniforme verde. También me percaté de las mujeres y hombres que habiendo vendido numerosas promesas de ventura y riquezas, comida, refrescos y tantos otros artefactos de buen augurio recogían, en bolsas negras, los desechos producidos y los que habían caído “casualmente” al piso.

Entonces presté más atención, mucha más… ¡Ah! Es cierto que llevamos más de ocho días sin el recojo de la basura domiciliar. Pero también es cierto que si bien los basureros o los modernos contenedores están desbordados, a su alrededor se encuentran bolsas organizadas. Muchos barrios han posteado fotos de sus contenedores desbordados, y en éstas igual aparece la basura ordenadita, a pesar de un suave aroma ácido a “lixiviados”. Esta palabra, tan respetable, la acabo de aprender. Se trata del líquido negro que se va desprendiendo de la basura en descomposición… ¡Pero no! Nuestros barrios no están en un caos total, no hemos perdido el control, recuerden que la basura está ordenada.

Muchas personas me han llamado para preguntar hasta cuándo deben guardar la basura en casa, o si pueden sacar parte de ella y acumular el resto; todos casi samaritanamente preocupados para no empeorar el problema. Entonces empecé a sentir que somos mejores de lo que a veces pensamos: amamos a nuestra ciudad y a nuestros barrios, estamos aprendiendo a ordenarnos hasta con nuestros desperdicios, no los tiramos en cualquier lugar. Y hasta cuando ya no alcanzan los contenedores, somos prolijos y tratamos de no regar el desastre… Definitivamente merecemos que en estas Alasitas nos regalen nuestros sueños.

El miércoles pasado ocurrió un terrible desastre en La Paz. Uno de los depósitos de nuestro único relleno sanitario colapsó, poniendo en riesgo la salud de quienes viven cerca de Alpacoma. Qué nombre para recordarlo siempre… Aun así la reacción, aunque ha sido de preocupación y alarma entre los ciudadanos que viven en ese distrito y en las comunidades del municipio vecino, el resto de los barrios, de las familias, de los habitantes de esta hermosa ciudad a la que amamos hemos reaccionado con calma, con responsabilidad, con ánimos de ayudar, con ganas de que se solucione pronto.

Pero me faltó algo en estas imágenes y empecé a preguntarme dónde están las marchas de los activistas ambientales, ¿por qué no están lapidando al honorable Alcalde, o al menos a la empresa responsable del relleno de la misma forma como lo han hecho antes cuando se cortó un árbol en una acera? ¡Ojo! Que me declaro amante de las plantas. Tengo montones en macetas; otras, directamente asentadas en la tierra; y estoy convencido de que la sombra de un árbol en el lacerante sol paceño es un placer único. Sin embargo, también me preocupo cuando sus raíces afectan los cimientos de una casa, que por casualidad podría ser la suya; y el alcantarillado que transporta el agua usada con la que cocina para su familia. Divago…

¿Dónde están los que lloran por los perritos? A los que también adoro, y por favor que quede claro que el sujeto de adoración al que me refiero son los perritos. No veo a activistas sufriendo por el pájaro contaminado por los olores de la descomposición o por los escarabajos intoxicados con los lixiviados. No veo solidaridad por los ojos irritados de los niños y niñas de Alpacoma, o por los viejitos que andan tosiendo en ese barrio respirando un aire insalubre.

¿Será que no les importamos? Tal vez porque en el imaginario politizado lucha por el TIPNIS es más importante; que hasta trajeron extranjeros con complejo de jueces. Pero cuando el estimado Alcalde de La Paz no dice nada importante sobre cómo va a resolver el problema de la basura en nuestra ciudad, que dicho sea de paso es de su directa responsabilidad, y no emite juicio sobre cómo nos va a asegurar que no volverá a afectar el ambiente sano al que tenemos derecho, solo se escucha el silencio… El ambientalismo parece ciego, sordo y mudo.

Si te indigna el uso de las bombillas de plástico porque las pobres tortugas marinas se las tragan pero no la catástrofe de Alpacoma, algo anda mal. Alguien que piensa en los animalitos y no en las personas es un activista sin humanidad. Es solo un coleccionista; coleccionista de fotos, de vistas, de parques y de likes. Nos dicen que quizás las aguas del río cercano a Alpacoma, el cual riega las verduras que comemos, podría contaminarse. ¿Ese río acaso no importa? ¿Solo importan los ríos del Beni?, ¿los ríos de la Amazonía?

Quizás para los “istas” (activistas ambientalistas)  son más importantes los animales y las plantas sin los seres humanos. ¡Y claro!, tienen razón, porque entonces seremos más exuberantes en la “biodiversidad” de las moscas, de los ratones, de las cucarachas que alevosamente están aumentando en La Paz. Entonces quizás yo estoy equivocado y esto no es un desastre ambiental, sino una alucinación; o quizás, un ejercicio de tolerancia colectiva. ¡Qué ingenuo! Cómo me costó percatarme de que se trata de una manera de enriquecer la fauna urbana. Ante tan memorable evento, espero que en las siguientes Alasitas podamos comprar nuestro contenedor de miniatura con la basura alrededor bien ordenadita.

Debemos construir caminos ecológicos, diversificar la matriz energética y luchar contra el cambio climático. Sin embargo, quien critica el desarrollo de Bolivia pero calla sobre el Brasil de Bolsonaro y los EEUU de Trump no es ambientalista, es un mercenario. En nuestro país no necesitamos ni ambientalistas coleccionistas ni ambientalista mercenarios, Luchar por el ambiente es luchar por nosotros mismos, porque somos parte de la naturaleza. Si no pensamos en la salud y el bienestar de nuestros pueblos, no somos verdaderos ambientalistas. Un ambientalismo militante critica donde debe criticarse y construye donde debe construirse.

* Director de la unidad de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente y Agua.