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La hora del 27E

Luego de cinco meses de polémica desde su adopción en la Ley de Organizaciones Políticas aprobada por la Asamblea Legislativa, las elecciones primarias 2019 tendrán este domingo su hora de realización. Se estrenarán con diferentes lecturas y posicionamientos por parte del oficialismo y de la oposición. E inaugurarán formalmente el proceso electoral. Es la hora del 27E.

Las inéditas primarias partidarias para la elección de binomios presidenciales fueron concebidas, en principio, como un mecanismo de democracia interna en las organizaciones políticas. No es un hecho menor. Pero es evidente que hoy, en su precipitada experiencia inaugural, constituyen más bien un instrumento de legitimación. Y considerando que solo hay binomios únicos, en lugar de alentar la necesaria competencia intrapartidaria concentrarán la pugna entre el MAS-IPSP y las fuerzas opositoras.

¿Qué se espera en esta jornada de votación? Como la participación es voluntaria (a diferencia del voto obligatorio en elecciones y referendos), puede preverse una elevada abstención. Más todavía cuando siete de los ocho partidos políticos y alianzas de oposición, en su lógica de boicot sin ruptura, decidieron emitir un voto simbólico para cumplir el requisito. En las mesas de sufragio, en general, habrá militantes del oficialismo. La falta de información sobre el proceso es también un dato relevante.

Así, la democracia boliviana tendrá un nuevo acto electoral marcado por una paradoja: mientras el partido gobernante hará todos los esfuerzos por llevar a las urnas la mayor cantidad posible de militantes para demostrar su fortaleza (en rigor, es el único partido de alcance nacional), los partidos opositores se ocuparán de llevar a las urnas el menor número posible de votantes, a fin de no exponer su debilidad orgánica. Claro que una cosa son las primarias y otra distinta las elecciones generales.

Más allá de su “efecto demostrativo” y el balance de esta pugna, lo cierto es que las elecciones primarias, por mandato legal, consagrarán formalmente a los binomios habilitados para competir en los comicios de octubre. Su doble efecto es claro: por un lado, brindan legitimidad al binomio oficialista —observadores de la OEA incluidos— en medio de la querella política por la reelección y, por otro, instalan precozmente el inicio de una muy larga campaña electoral. Su misión, pues, se habrá cumplido.

¿Qué sigue después del 27E? Todos los partidos políticos y alianzas, ya con binomios en carrera, tendrán que concentrar esfuerzos, recursos y estrategias a su desempeño en los comicios de octubre (27O). Serán nueve meses intensos con una escala simbólica en el 21F, la posible definición de alianzas en el plazo previsto para marzo, la convocatoria a elecciones en mayo y un hito significativo en julio cuando se presenten las listas de candidaturas. Ojalá haya también propuestas y debate programático.