La Ley N° 393 de Servicios Financieros establece que uno de los sectores económicos priorizados por la política financiera del país es el sector productivo. La importancia del sector productivo radica en su capacidad de generar empleo y crecimiento económico de largo plazo. Otros sectores, como el de comercio, si bien son importantes, no son capaces de dinamizar la economía de nuestro país de forma sostenida.

En ese marco, se fijaron metas mínimas de financiamiento al sector productivo y tasas de interés máximas para la otorgación de créditos (tasas que están en función del tamaño de la actividad económica del deudor en correspondencia con el nivel de riesgo asumido por las entidades financieras). Asimismo, se estableció la constitución de fondos de garantía que sirvan como contraparte en este tipo de financiamiento, además de la aceptación de garantías no convencionales. Estas medidas permitieron que las colocaciones de recursos con destino al sector productivo experimenten un incremento relevante; de hecho, entre 2013 y 2018 se observa un incremento equivalente a 230% (que en términos monetarios representa más de $us 7.300 millones), denotando la efectividad de la política.

Así, el impulso de las colocaciones al sector productivo favoreció en gran manera a las unidades empresariales del país, desde las más grandes hasta las microempresas, dinamizando y fortaleciendo el aparato productivo del país, hecho que se puede verificar con la revisión del crecimiento del número de prestatarios entre 2013 y 2018, encontrándose en dicho periodo que más de 250.000 nuevos prestatarios (correspondientes a unidades económicas) tuvieron la posibilidad de acceder a financiamientos en las condiciones establecidas en la legislación vigente, con el consecuente beneficio para la economía en su conjunto.

Es conocida en el ámbito de la teoría económica, la interrelación entre el sistema financiero y el desempeño de la economía; en términos sencillos, una adecuada canalización de los excedentes de los agentes económicos (ahorros) a los sectores que requieren de financiamiento (labor del sistema financiero) tendrá efectos favorables en el funcionamiento y crecimiento de la economía. Sin embargo, no es correcto esperar una relación uno a uno entre el financiamiento a sectores de la economía con la medición de agregados económicos como se podría malinterpretar a partir de algunos artículos de opinión publicados en algunos medios de prensa.

Es indudable que la canalización de recursos a los diferentes sectores a través del sistema financiero tiene efectos positivos en los niveles de actividad económica general, aspecto que se verifica fehacientemente en el caso del crecimiento de los sectores considerados como productivos en el Producto Interno Bruto (PIB), salvo el caso de los sectores de hidrocarburos y minería que fueron afectados por una baja en los precios internacionales, pues por ejemplo en agricultura hubo un incremento en el valor del PIB de Bs 9.000 millones, pasando la participación de 10% a 12%, en la industria manufacturera Bs 6.000 millones con una mejora en la participación del 0,6% y en construcción de Bs 2  millones, con aumento en la participación de 0,4%; sin embargo, no es razonable pensar que la participación de créditos destinados a determinados sectores, valor acumulado o stock de todas las operaciones vigentes a una fecha particular, se replique en el citado agregado macroeconómico (se debe recordar que el PIB mide el valor final de los productos y servicios generados por la economía en una gestión).  

Por otra parte, es muy simplista inferir que producto de las mejores condiciones de financiamiento otorgadas a los créditos destinados al sector productivo se haya descuidado a otros sectores importantes de la economía como lo son el comercio y servicios. Al respecto, la normativa vigente prevé que las entidades financieras, en función de sus políticas y su apetito de riesgo, pueden canalizar recursos a estos sectores, como lo han estado haciendo en las últimas gestiones. Inclusive en el entendido de que las entidades financieras que se encuentran sujetas al cumplimiento de metas de cartera tuvieran alguna preferencia por otorgar créditos a sectores priorizados, existe otro grupo importante de estas que no tienen esta condicionante (si se toma como referencia el PIB, se observa que los sectores de comercio y servicios también registraron un desempeño favorable entre 2013 y 2017, ya que en todos los casos tuvieron crecimientos importantes en términos monetarios que van desde los Bs 1.600 millones hasta los Bs 8.700 millones).

En suma, es claro que, en el marco de lo establecido en la legislación vigente, tanto las empresas de los sectores productivos y otras tienen la posibilidad de recurrir a las entidades financieras a solicitar el financiamiento que requieran, cuya viabilidad está determinada fundamentalmente por su capacidad de pago. En ambos casos es innegable la vinculación positiva de los financiamientos obtenidos con el fortalecimiento de la economía nacional.

* Economista