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21F (1848)

La pesadilla es un ensueño terrorífico o de angustia que lleva, al que lo sufre, a despertar inmediatamente para  evitar ese estado desagradable.  La pesadilla es síntoma de todo tipo de angustia o depresión situacional, neurótica, psicótica o política, como en  Bolivia.

El 21 de febrero de 1848 produjo este estado en los grupos sociales hegemónicos, al enterarse éstos del contenido del Manifiesto Comunista, redactado y concebido por Karl Marx y Friedrich Engels, a pedido de una liga revolucionaria de emigrantes alemanes. La retórica incendiaria recorrió Europa generando una inusual alarma entre la alta burguesía y la iglesia. Las aguas que había agitado este documento, con sus sólidos argumentos al capitalismo imperial, producía pesadillas a quienes detentaban el poder económico y cultural.

Marx denunciaba la explotación que suponía la plusvalía —la parte del trabajo al obrero y apropiada por el empresario o dueño de los medios de producción— de donde se origina la acumulación del capital. Su visión del horizonte histórico preveía el hundimiento del capitalismo por sus propias contradicciones internas y dejar paso a la implantación al socialismo y el derrumbe de la clase burguesa. Visualizaba el futuro socialista como la cúspide de la realización de las ideas de libertad e igualdad, en una genuina democracia popular a cuya cabeza estaría el proletariado, cuya tarea  histórica era arribar a la fase comunista en la que —desaparecidas las contradicciones de la lucha de clases— ya no sería necesario el poder coercitivo del Estado.

Estas ideas sedujeron a importantes grupos sociales de fabriles, campesinos, intelectuales que sumaban a las teorías de Marx interminables interpretaciones, que le obligó a decir: “Lo único que yo sé es que no soy marxista” y  prevenir sobre el dogmatismo, cuasi religioso, que hacían de sus teorías expuestas en su monumental obra El Capital que terminaría de publicar Engels.

Su influjo en todo el mundo fue inevitable y en Latinoamérica fue y es la fuente de inspiración en grupos importantes de sindicatos y movimientos sociales que consideran a la obra de Marx y Engels como la traducción correcta de las aspiraciones de una nueva humanidad.

En las universidades norteamericanas, su estudio tuvo y tiene un lugar destacado entre sus intelectuales que derivan de sus conocimientos las formas más creativas para derrotar la influencia de Marx en el mundo.  Desde las conquistas sociales del 1 de mayo, con las ocho horas de trabajo, vacaciones pagadas y las prestaciones de salud posteriores, su influencia en el principal país capitalista del mundo fue controlado, así como en otras sociedades de capitalismo primario, que al empuje de las luchas sociales tuvieron que acceder a nuevos derechos, con la esperanza de evitar la acumulación de fuerza política de las clases populares.

En la actualidad, sobre todo en Bolivia, hay muchos comunistas arrepentidos que consideran que la tecnología dejará atrás estos postulados del siglo pasado y siguen de cerca los llamados neomarxismos que registran innumerables posibilidades de interpretaciones prospectivas sobre el destino de estas ideas y su vigencia.

Entre los filósofos latinoamericanos más destacados e inspirados en el dogma cristiano y el marxismo está Enrique Dusell, creador de la Filosofía de la Liberación que devela a la periferia, a los excluidos y el rechazo al pensamiento eurocentrista que no puede desentrañar cómo la colonización fracturó las sociedades y generó una clase dominante derivada de la conquista militar.

En cambio, Cerutti Gulderg considera que la Filosofía de la liberación ya está superada por varios acontecimientos históricos recientes y que más bien se debería pasar de una filosofía de la liberación a  una filosofía para la liberación.

Las últimas décadas son ricas en la maduración de las ideas; ahora se orienta Latinoamérica hacia la filosofía dialógica (Gómez Martínez) o a la filosofía intertrans- cultural (Fornet Betancourt.)

La pesadilla del 21F continuará para aquellos gobernantes que juraron hacer desaparecer la influencia de Marx en el mundo, desde Hitler hasta su remedo tropical Bolsonaro. Thomas Piketty, con su revolucionario libro El capitalismo en el siglo XXI, se encarga ahora de jalarle las barbas al viejo Karl para despertarlo otra vez y engendrar nuevas pesadillas, como antaño.

*es artista y antropólogo.