Sacrificio de aves
Estos hechos evidencian la necesidad de reforzar las unidades responsables de preservar la naturaleza.
Pese a la promulgación de leyes en favor de los animales en los últimos años, su sacrificio durante ciertas celebraciones aún se encuentra bastante arraigado en algunas comunidades del país, lo que pone en riesgo su supervivencia. Un claro ejemplo de ello es el reciente decomiso de seis parabas (especie en peligro) y cinco loros que iban a ser inmolados para celebrar la ch’alla en dos comunidades andinas.
En concreto, nos referimos a las localidades de Huanuni (Oruro) y Llallagua (Potosí), en las cuales se realizó un operativo el 2 de marzo impulsado por efectivos de la Policía Forestal y Medio Ambiente (Pofoma) que se trasladaron desde La Paz alertados sobre este ilícito.
En ambos casos las autoridades se sorprendieron por el mal estado de las aves, pues además de tener las garras y parte de la lengua cercenadas, sus alas estaban mutiladas y presentaban fracturas en las patas. Por otro lado, estaban envueltas con serpentinas y habían sido rociadas con alcohol para ser sacrificadas como parte del ritual de la ch’alla, celebrado en honor a la Pachamama durante el sábado de Carnaval. Una de las parabas había sido disecada.
No sobra recordar que todos estos hechos están tipificados como delitos por la Ley 700 para la Defensa de los Animales Contra la Crueldad y el Maltrato (700), además de otras normas como la Ley de Medio Ambiente (1333) o el Decreto Supremo 22641 que estipulan penas de varios años de cárcel para quienes cometen biocidios. Sin embargo, por la falta de recursos para poder enfrentar a decenas de comunarios en estado de ebriedad, los efectivos de Pofoma se limitaron a decomisar a las aves en procura de preservar su vida, sin sancionar a los responsables de estos delitos.
Estos hechos ponen en relieve la necesidad de reforzar las unidades responsables de preservar el patrimonio natural del país, que hoy por hoy constituyen “la quinta pata del coche estatal” en muchas regiones del país. Esto debido en gran medida a la falta de voluntad política de algunas autoridades, para quienes los animales no dejan de ser meros ornamentos. Una visión antropocéntrica en extremo nociva, que pone al individuo por encima del resto de las especies y concibe a la naturaleza sencillamente como un objeto para provecho del ser humano, en lugar de algo esencial para la supervivencia y la salud de las sociedades.
En efecto, como su nombre etimológico bien lo indica, la biodiversidad está directamente relacionada con la vida, y no solo en términos de fauna y flora, sino también humana. Por ello, no resulta casual que los expertos resalten su importancia para afrontar por ejemplo el cambio climático, fenómeno que además de otros impactos podría desencadenar la “peor crisis alimentaria de la historia moderna”, en palabras del exsubdirector General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Alexander Müller.