Icono del sitio La Razón

Los huecos de Prosur

La semana pasada, siete presidentes y un canciller suscribieron una declaración sobre la renovación y el fortalecimiento de la integración regional. Abrazaban así la propuesta de crear el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur). Si bien por principio todo impulso integrador es valioso, esta iniciativa emerge con algunos problemas de origen, de composición y de enfoque.

En su origen, más que organismo de integración, Prosur responde como bloque al declarado propósito de enterrar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). El supuesto es que Unasur se hizo al amparo y servicio de gobiernos progresistas. La falacia es que “Prosur será un foro sin ideología”, en palabras del Presidente de Chile desde la ideología del pragmatismo. En cuanto a su composición, es paradójico que la mencionada declaración asuma la voluntad de “construir un espacio regional de coordinación y cooperación, sin exclusiones”, al mismo tiempo que deja expresamente fuera a un país suramericano con cuyo régimen no comulga. En tal lógica de exclusión con enemigo, Prosur más parece un acotado Grupo de Lima.

Por último, este foro adopta la misión de “contribuir al crecimiento, progreso y desarrollo”. Se concentra así en lo económico con enfoque neoliberal. En ello está lejos de Unasur, que busca “construir una ciudadanía suramericana y desarrollar un espacio integrado en lo político, económico, social, cultural, ambiental, energético y de infraestructura”. La integración regional sigue siendo una asignatura pendiente.