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¿Vuelve otra vez la burra al trigo?

La frase “vuelve otra vez la burra al trigo” es muy usada para mostrar los errores cometidos en el pasado y la poca predisposición para aprender de éstos. Como se señala en página www.aulafacil.com, a la persona que con sus opiniones “vuelve la burra al trigo” la comparamos con el animal que regresa una y otra vez al campo de trigo y lo destroza, por muchos desvelos y esfuerzos que ponga su dueño para evitar que incurra en esta acción una y otra vez, pues en su terquedad no aprende ni aprenderá.

Me permito usar esta frase a propósito de la opinión vertida en un medio de prensa por el señor Boris Santos Gómez con el título “Visión para una economía vibrante y próspera”. En su artículo propone recetas simples para generar bienestar en una sociedad moderna y compleja, identificando 10 puntos con un enfoque neoliberal, a tiempo de rechazar la intervención activa del Estado en la economía, priorizando el libre mercado.

En el primer punto plantea menos impuestos y facilidades para liquidar las empresas. Esta política ha sido aplicada en Argentina por el gobierno neoliberal de Mauricio Macri, a título de mayor competitividad en las empresas privadas. Sin embargo, esta política no ha tenido éxito; al contrario, las empresas están cerrando y dejando en las calles a miles de trabajadores en condiciones de extrema pobreza.

El reducir los impuestos a las empresas implica una menor recaudación para el Estado, aspecto que perjudicaría de forma directa a los municipios y universidades, ya que percibirían menos recursos por coparticipación tributaria. Por tanto, no tendrían los recursos necesarios para poder cubrir sus necesidades de gasto. Por otro lado, menores ingresos obligarían a eliminar las inversiones, así como las políticas sociales implementadas en beneficio de la población más vulnerable.

Para compensar esta reducción de ingresos, la receta del Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda crear impuestos al salario en desmedro del trabajador. Recordemos que esta medida fue aplicada por el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, teniendo desastrosos resultados en “octubre negro”, donde se causó luto a las familias bolivianas y se desmanteló la economía nacional. Por tanto, la reducción de impuestos a las empresas implica sacrificar más a los trabajadores que ponen el hombro al país. Esta medida propone quitar los ingresos de las familias bolivianas, para reducir su capacidad de consumo y afectar al dinamismo de la economía nacional.

Una mayor flexibilidad en los contratos laborales implica crear normas en favor de los empresarios, perjudicando a los trabajadores. Esta medida permitiría a los empleadores despedir masivamente a sus trabajadores de manera injustificada. Por tanto, la propuesta del señor Santos está orientada a generar una masacre blanca. Esta política neoliberal también está siendo aplicada en Argentina con malos resultados, toda vez que el 47,2% de los trabajadores tienen empleos precarios. Se tiene previsto una tasa de desempleo para el 2019 del 10,9%, por lo que esta precariedad continuaría.

En suma, las dos primeras políticas planteadas por Boris Santos Gómez son medidas neoliberales orientas a limitar la participación del Estado y priorizar el libre mercado, para que los ricos tengan mayores ingresos y vivan muy bien a costa de los trabajadores, cuya calidad de vida disminuiría; además de generar desempleo, pobreza y recesión económica. En este sentido, la población boliviana debe analizar muy bien las propuestas que nos plantean algunos opinadores que quieren que regresemos al pasado, cuando las políticas de Estado se definían para favorecer a las élites privilegiadas que concentraban los recursos del país, explotando a los pobres y retribuyendo a los trabajadores con salarios miserables, empleos precarios y sin protección del Estado.