Insufrible oposición
Las divisiones internas y la vigencia de liderazgos insustituibles impiden configurar una alternativa política de país.
Desde hace tiempo que no se vislumbra una oposición política sólida y consecuente en el país, capaz de hacerle frente al partido oficialista, que gracias a los dos tercios que posee en la Asamblea Legislativa aprueba discrecionalmente leyes y decretos que favorecen las intenciones prorroguistas de su líder, Evo Morales. Esto ante la incompetencia de una insufrible oposición reacia a elaborar lecturas reales del escenario político, y a construir una agenda de unidad concertada y preparada para defender la democracia y el estado de derecho.
Las divisiones internas y la vigencia de liderazgos insustituibles impiden configurar una alternativa política de país. En primer término hacen falta desprendimientos nobles que allanen el camino para la construcción de una opción política representativa unitaria, alejada de proyectos individualistas de ególatras trasnochados y grupos corporativos, que solo buscan asegurar los privilegios y ventajas que ofrecen las esferas del poder político nacional (clientelismo y negociación de cargos), aun a costa de alejarse de sus referentes ideológico-programáticos, que en cierta medida les aseguran identidad y permiten renovar los nexos entre la sociedad civil y el Estado.
El debilitamiento del capital político de la oposición y el descrédito ante la sociedad civil se explican desde dos vertientes. La primera está vinculada con el fracaso de los procesos de democratización interna, que solo significaron la ratificación caudillista de sus líderes y no así la renovación y promoción de nuevos cuadros. La segunda deviene por su incapacidad para constituirse en gestores de políticas públicas y en articuladores de la integración nacional. De ahí que estamos ante una oposición política fragmentada e incapaz de afrontar el embate del oficialismo; insufrible e intrascendente a la hora de extremar recursos no necesariamente económicos, sino principalmente político-constitucionales.
A ello se agrega el surtido de fuerzas políticas, plataformas y agrupaciones ciudadanas que hasta el momento suman 25 siglas (ocho con personería y 17 en trámite). Este escenario se asemeja a una verdadera torre de Babel, con posicionamientos mesiánicos de proyectos utópicos y en algunos casos artificiales, con candidatos que representan a una casta decadente que hizo de la política su medio de vida. Este es el caso, por ejemplo, de los grupos corporativos empresariales y las logias del oriente cruceño, los cuales apadrinan una candidatura que simplemente jugará el papel funcional de dispersar el caudal de votación de un otro candidato con mayores probabilidades de hacerle frente al MAS. Esta candidatura no tiene capacidad de articulación ni presencia nacional, tal como evidencian las encuestas de intención de voto. También está el partido del disidente gobernador de La Paz, Félix Patzi, quien antes de su salida del masismo pedía perdón por sus excesos fabricando adobes; así como antiguos inquilinos del otrora Palacio Quemado, que hoy salen al ruedo electoral y que junto al ilegítimo habilitado candidato oficialista aspiran ocupar la silla presidencial. No deja de extrañar la ausencia del empresario paceño de Unidad Nacional (UN) en estas justas electorales.
Lo cierto es que la crisis de la oposición política evidencia conflictos internos permanentes; la vigencia de eternos caudillos, que en muchos casos no gozan de la confianza y ni de aceptación social; así como la falta de voluntad y desprendimiento para superar los egoísmos y vanidades de los insustituibles, a pesar de sus escasas probabilidades de llegar al poder. Guiados por meros intereses electoralistas, que tristemente están por encima de un proyecto político nacional alternativo, los opositores no tienen la capacidad de interpelar el accionar del oficialismo, que luego de 13 años de gobierno ha corroído y amordazado perniciosamente la institucionalidad democrática y el Estado de derecho.
* Docente investigador de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).